Seguridad, trabajo, salud y respeto es el eslogan de campaña de quienes no cumplieron su promesa, nadie está seguro ni en su casa, asaltos, robos a domicilios, secuestros, sicariato, intolerancia son las quejas permanentes, el deterioro de un país en crisis es evidente. La falta de fuentes de trabajo y el despido de muchos trabajadores no permiten dinamizar la economía, el empleo burocrático perderá vigencia cuando se termine el ‘boom petrolero’ y los anticipos en efectivo a China y al Seguro Social. La salud está en crisis a pesar de la emergencia médica y la falta de calidad en el gasto sin planificación ni proyectos efectivos que solucionen los problemas de salud de la población, sea por la falta de especialistas, medicinas o la pésima escala salarial vigente que no justifica horas trabajo-hombre-producción y calidad, si sumamos el tráfico de influencias, la corrupción, el tráfico de drogas que socava los cimientos de la sociedad las consecuencias dan miedo. El irrespeto a la dignidad humana en todas sus formas es una realidad que vivimos todos los días y en todo momento, el hecho de pensar diferente le da la categoría de conspirador.