Una vez más el polémico e indescifrable ciberpirata Julián Assange violenta el silencio al que está obligado por su estatus de asilado y da declaraciones que ahora afectan al Ecuador. Sí, porque decir que el Ecuador es insignificante -aunque en el contexto de injerencia mundial y si se lo compara con otros países de mayor influencia, aun con aquellos con los que él estableció tensiones como EE.UU. y Suecia- puede ser poco elegante y hasta ofensivo con el país que le dio acogida, por razones políticas y para lavar la imagen del Régimen en materia de libre expresión.
Julián Assange es fundador de Wikileaks. Su organización empezó divulgando asuntos oscuros de empresas y de algunos Estados, hasta que se halló con una mina de oro: los correos secretos de varias embajadas estadounidenses con el Departamento de Estado en Washington, donde había todo tipo de comentarios, desde los más intrascendentes hasta algunos comprometedores. El fundador de Wikileaks continúa encerrado en la Embajada ecuatoriana en Londres, huyendo de la Justicia sueca, que lo requiere para que enfrente una acusación de supuesta violación y acoso sexual.
Jamás Assange ha tenido la delicadeza de guardar prudente silencio. Ahora concedió una entrevista a CNN. La incisiva periodista le inquirió sobre la grave situación de libertad de prensa en el Ecuador. Assange dijo que en el mundo hay aspectos muchos más importantes. “Ecuador es insignificante (…), (Ecuador) es muy importante para mí y su gente ha sido muy generosa conmigo, pero no es un actor mundial importante”.
El Gobierno que lo usó como emblema no se pronuncia oficialmente. Los que revelaron cosas oscuras en el Ecuador o vulneran información estatal sufren represalias.