La detesto y con todas las fuerzas de mi corazón. Por mucho tiempo traté de celebrar su llegada como si se tratara de un verdadero acontecimiento. Intentaba ponerme tan espiritual como algunas mujeres en las diferentes redes sociales y ahí escribir: vida-energías que fluyen-mutando.
Yo siento que solo fluye una cosa y eso -precisamente- es lo que me pone de mal humor. Nada tiene que ver con mis sentimientos, no lloro ni hago pataletas; está relacionado con la falta de confort y presencia del dolor. Con el paso de los años se siente como si te pincharan en la médula espinal; y no es uno, son varios los pinchazos.
Pese a ello intento hacer mi vida normal. Todos los cuerpos son distintos, ¡lo sé!, pero les cuento que hay mujeres que incluso trabajan con peso durante ‘esos días’.
Es mi caso -durante la activación física- mi cuerpo y mente se relajan al punto de olvidarme por completo que me duele por aquí o por allá. Por eso siempre prefiero salir de la cama, vestirme con ropa súper cómoda y activarme. Ya luego vendrá el dolor. La diferencia es que luego del ejercicio estamos con la energía a tope y todo se hace mucho más llevadero.
Durante estos cinco años de experimentar con diferentes sistemas de entrenamiento he comprobado que mi cuerpo también tolera el ejercicio sobre la bicicleta estática o el atletismo. No duele nada.
El yoga -por ejemplo- no me funciona, pero entiendo que muchas mujeres logran relajarse y de alguna manera combaten los cólicos. Esos mismos beneficios consiguen con el pilates o con caminatas a paso moderado.
Por esa razón me animé a escribir sobre este tema, alrededor del que se tejen muchos mitos. Uno de los más promocionados dice que debemos descansar y pasar con compresas de agua tibia. Como dije antes, todos los cuerpos son diferentes y los mitos calan hondo. Así que, chicas, las invito a explorar nuevos sistemas de entrenamiento para mantenernos activadas aún en ‘esos días’, pues está comprobado que la práctica del ejercicio contribuye a la producción de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. Esas generan una sensación de bienestar.
La práctica del ejercicio es clave para mantener unos músculos y huesos fuertes. Durante el período se puede caminar, bailar e incluso pedalear. Foto: Pexels
Cuántos de ustedes -luego de ejercitarse- corren al espejo y dicen ¡Qué regio o regia me veo! Todos y yo también me incluyo en esa lista (risas). Con ese pensamiento positivo gobernándonos somos imparables, justo lo que necesitamos en estos momentos. Durante el inicio de la emergencia tuvimos tiempo para descansar, para relajarnos, para llorar. Es hora de aprovechar cada instante para fortalecer a nuestro sistema inmunológico.
Así que si estamos en ‘estos días’ sacudámonos y hagamos el esfuerzo de movernos. La recompensa será genial. Eso sí, tomen todas las medidas para evitar accidentes. Ahora, por suerte, hay varias alternativas en el mercado que nos permiten sentirnos seguras y cómodas. Otra razón para animarnos a entrenar durante el período es que muchas de nosotras seguimos con el teletrabajo. Podemos solventar cualquier imprevisto en un par de minutos.
PD: El ejercicio también mejora nuestra circulación.
¿Qué tal les va a ustedes con las activaciones en ‘esos días’?
Las leo en pgavilanes@elcomercio.com