De acuerdo con especialistas, las horas frente a una pantalla no deben ser más de ocho. Hay que hacer ejercicios oculares regularmente. Foto: Inimage
El tiempo que pasa una persona frente a la pantalla de un televisor, una computadora o un teléfono ha sido objeto de debate frecuente. El hecho ha sido analizado con mayor amplitud desde la llegada de la pandemia, ya que han proliferado el teletrabajo, las clases virtuales y actividades que se hacen por videoconferencias.
Algunos expertos dicen que un mayor tiempo frente a un monitor perjudica al usuario. Sin embargo, nuevas investigaciones hablan sobre la rápida adaptabilidad de los ojos a este tipo de entornos digitales.
Un reciente estudio apunta a que nuestra percepción visual es altamente adaptable, de acuerdo con una investigación de laboratorio de Peter Gerhardstein, profesor de ciencias cognitivas y cerebrales en la Universidad de Binghamton, en Nueva York.
El hallazgo de Gerhardstein y su equipo es que el sistema de percepción humana se ajusta rápidamente a una alteración en el mundo visual. Esto sucede, por ejemplo, con los ‘gamers’. Según él, en ellos aumenta el predominio de los planos horizontal y vertical.
En un experimento, se hizo jugar Minecraft por cuatro horas a un grupo de universitarios. Los jugadores detectaron luego las orientaciones horizontales y verticales con mayor facilidad.
La oftalmóloga Alicia Tello dice que el estudio tiene razón en que el ojo se adapta con facilidad al entorno. Es lo que pasa cuando entramos a un túnel desde un sitio iluminado. Por menos de un segundo no se tiene percepción visual, pero rápidamente el ojo se adapta y puede ver dentro del sitio. Esto no significa que el ojo pueda trabajar a largo plazo con iluminación deficiente.
Para la oftalmóloga, las personas podrían tener fatiga visual, picazón ocular, ojo seco, pero también hay consecuencias más graves, como el envejecimiento prematuro de la retina y del cristalino.
Un equipo de investigadores de distintas universidades del Reino Unido, en un reciente ensayo publicado en la revista Plos One, asegura que actualmente la media de exposición de una persona a una pantalla es de ocho horas diarias.
Para Tello, este tiempo de exposición no debería ser nunca mayor, sumados televisores, computadoras para trabajar o móviles para consultar. Si es inevitable más tiempo de exposición, es importante tomar mayor distancia de las pantallas -como mínimo 60 centímetros- para mantener la salud visual en el largo plazo.
Además, hay que tener en cuenta los efectos de la luz azul. Esta es propia de las pantallas LCD y LED. A corto plazo puede ocasionar insomnio.
Lo ideal es evitar el uso de monitores en la última hora antes de dormir ya que, al estar frente a una pantalla, la persona está siempre anticipando cosas, un estado de alerta constante que el cerebro interpreta como una situación de peligro. Esto hace que se inhiba el reflejo de parpadear para poder estar atentos y con los ojos bien abiertos. En una situación normal, no pasamos más de ocho segundos sin parpadear, pero ante una pantalla lo hacemos por medio minuto.
Los ojos no son los únicos afectados por el uso extensivo de pantalla. Un nuevo estudio registrado en BMC Public Health y desarrollado por investigadores de la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, señala que las personas que pasan más de 13 horas frente a un monitor desarrollan patrones dietéticos pobres. Esto incluye el consumo de más de un litro diario de bebidas gaseosas, comidas ricas en carbohidratos, alta ingesta de alimentos ultraprocesados y grasas trans.
Un estudio canadiense realizado a 630 niños entre los 8 y 10 años demostró que las personas de este grupo etario que pasan más de tres horas frente a una pantalla consumen principalmente alimentos energéticos pero poca fibra, vegetales y frutas. Los investigadores demostraron que su peso era relativamente superior al promedio los niños con horarios limitados de pantalla.