La investigadora Dámaris Intriago trabaja actualmente en el área oncológica. Cortesía: Dámaris Intriago
En un aula de clase, en una conferencia, en un laboratorio o, simplemente, a través de Twitter. Para Dámaris Intriago, biomédica e investigadora en cáncer de mama, la ciencia se puede hacer desde varios frentes, y en todos ellos debe mantener siempre su innata rigurosidad.
Para la investigadora ecuatoriana, la pandemia no solo ha puesto al mundo en jaque, sino que demuestra que la ciencia y la tecnología son dos áreas de inversión para mitigar el impacto de enfermedades como esta en la economía y la salud de los países.
Desde la Revolución Científica, la ciencia marca los avances de las sociedades. ¿Cuál es su postura al respecto?
La ciencia constituye el pilar fundamental para el desarrollo económico y social de las naciones. A través del método científico se genera un conocimiento sobre cómo funcionan el mundo y el universo. Y al aplicar esos conocimientos para generar nuevos procesos e innovaciones, se mejora la calidad de vida de las personas. Los conocimientos científicos no solamente permiten tomar mejores decisiones, sino que también ayudan a los gobiernos a implementar políticas públicas. Aquellas sociedades que no invierten activamente en ciencia y tecnología quedan relegadas y tienen un retraso considerable en su progreso económico y en el bienestar.
¿El progreso de la ciencia y la tecnología nos lleva necesariamente a un mejor futuro?
Sí. Efectivamente vemos en la actualidad cómo avanzan los esfuerzos de los científicos y los médicos en los tratamientos adecuados para los pacientes con covid-19. En el caso de los científicos, estamos interesados en construir nuevos conocimientos para comprender cómo funciona el virus, cómo será el curso de esta pandemia y poder tomar las medidas necesarias con base en eso, sobre todo a nivel de medicina.
Pero también los avances de la ciencia han sido una amenaza para la sociedad. Un ejemplo claro son las bombas atómicas.
No deberíamos hacer la comparación entre qué es bueno y qué es malo. Cuando hay intereses a nivel económico y político, entonces la ciencia se desvirtúa. Lo mejor que podemos hace es poner estos conocimientos a favor de las personas, pero a veces la falta de ética de las personas modifica los fines de la investigación científica.
En los últimos años ha habido en la academia corrientes a favor de desplazar las humanidades en pro de las ciencias exactas…
Las humanidades tienen un impacto en nuestra conducta como científicos. La ciencia ahora tiene un fuerte componente multidisciplinario. Las investigaciones toman en cuenta todos los ángulos, es decir expertos que tengan respuestas sobre determinadas áreas. Por ejemplo, tenemos que ver cómo las enfermedades se desarrollan en diversos espacios, con sus propias dinámicas culturales. Analizar todas estas variables puede permitir que las intervenciones que realicemos sean mucho más efectivas.
¿La ciencia tiene un ritmo propio o se necesita este tipo de eventos para acelerarla?
En este momento podemos constatar que los científicos estamos generando una gran cantidad de datos. Todo esto nos permite generar información sobre, por ejemplo, el curso de la pandemia, y con eso podemos recomendar a los gobiernos qué medidas se pueden poner en práctica frente a la enfermedad. Una de las lecciones que podemos rescatar de esta situación es que no hemos dado prioridad a la ciencia. Tampoco hemos podido desarrollar una cultura científica para entenderla. Donald Trump quiere respuestas ahora de algo que estamos todavía estudiando. La ciencia se mueve constantemente, pero tiene un tiempo. Las naciones no pueden esperar que en un momento como este se inviertan todos los recursos que tienen los Estados para obtener respuestas rápidas. Así no avanza la ciencia.