En su discurso cuando asumió, para el primero de sus cuatro períodos, lanzó su frase emblemática: “Lo único que debemos temer es al temor mismo”. Fotos: cortesía
Con el coronavirus arrasando vidas y economías, los gobernantes han coincidido en que estamos en una guerra. La población,llamada siempre al sacrificio, evalúa la capacidad de liderazgo de sus gobernantes. Y en Estados Unidos, sobre todo, ante un impávido y arrogante Donald Trump, han sido inevitables las comparaciones con el presidente que afrontó con éxito tanto la Gran Depresión como la II Guerra Mundial: Franklin Delano Roosevelt (FDR), cuya muerte ocurrió un día como hoy hace 75 años.
Como candidato del Partido Demócrata, FDR ocupó la Presidencia de Estados Unidos el 4 de marzo 1933. El país vivía la mayor crisis económica de su historia. Millones de estadounidenses perdieron sus trabajos, cientos de bancos quebraban cada día.
Roosevelt, perteneciente a una familia aristócrata y que ya había sido gobernador del estado de Nueva York, además de ser un derroche de simpatía, “una luz en medio de la tormenta”, decían en aquellos años, llegó con una propuesta denominada New Deal (nuevo trato), que fue, fundamentalmente, la ingente participación del Estado en la economía y la obra pública.
En las elecciones obtuvo 23 millones de votos. Su rival, el entonces presidente republicano Herbert C. Hoover, obtuvo 16 millones, pese a la debacle, a haber tomado una serie de medidas erráticas y a su tozudez al decir que era por asuntos fuera de su control.
El Partido Republicano, dominante desde la Guerra Civil -12 mandatarios desde Abraham Lincoln frente a cuatro demócratas- empezó a reputarse como el partido de los malos tiempos, según el libro ‘Breve historia de los Estados Unidos’ (coautoría de Samuel Elliot Morison, Henry Steele y William Leuchtenburg).
Stalln y Roosvelt desarrollaron una amistad.
Tal como está ocurriendo en estos días, en aquellos años también se cuestionó el sistema económico. Luego de una década esplendorosa, los líderes perdieron toda la confianza. Un economista de la época escribió: “Es más fácil creer que la tierra es plana que creer que la iniciativa privada, por sus propias fuerzas, nos salvará”.
“La crisis de confianza producida por la depresión no se limitó a la decepción causada por la comunidad de los negocios. Por todo el mundo occidental, los hombres empezaron a preguntarse si la gran sociedad del Occidente, que había cobrado cada vez mayor fuerza desde la época de Carlomagno, no habría comenzado a desintegrarse”, se lee en ‘Breve historia…’
Roosevelt en ese sentido, apeló a la gente. Sus aciertos retóricos incidieron para que el electorado tuviera confianza en sus propias fuerzas. Pero en mucho dependió de su propio estado de propaganda. Antes de cada función de cine, se pasaba un corto en que se ensalzaba su trabajo con su rostro iluminado por los rayos solares. Y todos los domingos, en el ‘prime time’ de las 21:00, los estadounidenses escuchaban sus transmisiones radiales, algo que algunos imaginan una invención contemporánea.
En el discurso con el que asumió la Presidencia, lanzó su frase más memorable: “Lo único que debemos temer es al temor mismo”. Era la respuesta a lo que había dicho el empresario del acero, Charles M. Schwab: “Tengo miedo de que todo el mundo tenga miedo”.
No fue fácil lo que le tocó a FDR en el Gobierno, como tampoco lo fue su vida. La poliomielitis casi acaba con su vida política cuando tenía 39 años, en 1921. Volvió a los seis años más tarde para ganar la Gobernación de Nueva York.
El 3 de marzo de 1933, un día antes de su investidura como Presidente, los bancos cerraron sus puertas; 24 horas después, lo hizo Wall Street.
Él siempre supo que debía enfrentar la crisis como si se tratara de una guerra. En la asunción sostuvo que pediría al Congreso “extensos poderes ejecutivos para emprender una guerra contra la emergencia, tan grandes como el poder que me daría si en realidad nos invadiera un enemigo extranjero”.
Desde el primer día puso a prueba su liderazgo. No se creyó autosuficiente. Para rehabilitar los bancos, su equipo económico trabajó con el de Hoover, en una unidad semejante a la de los tiempos bélicos. Se rodeó de académicos, especialistas. Decretó el feriado bancario. Y cuando esta reabrió sus puertas, FDR dijo que era más seguro guardar el dinero en un banco que bajo el colchón. Él creyó en la gente y la gente creyó en él. Al día siguiente hubo más depósitos que retiros, algo que no se había visto en mucho tiempo.
Con su Nuevo Trato, el Estado se convirtió en el mayor empleador. Era algo que no duraría siempre. EE.UU. es una creación de la empresa privada desde su origen colonial.
Su esposa, Eleanor, fue esencial. Separados en los hechos por las infidelidades de él, mantuvieron las formas de un matrimonio para no arruinar su carrera política. Ella inaugura la función política de la Primera Dama, pese a la persistencia de FDR para que fuera solo “la anfitriona” de la Casa Blanca. Más bien se encargó de viajar por el país y conoció de cerca el dolor de la población y lo obligaba por la noche a leer las cartas que le llegaban para que él tomara acciones concretas para sus vidas.
A ella le deben mucho las organizaciones de derechos civiles. Trabajó incansablemente para terminar la discriminación racial. Fue la que más se movió para que se aprobara la ley contra los linchamientos luego de ver las atrocidades del Ku Klux Klan. Pero no tuvo el apoyo de su esposo, alguien débil en políticas de integración nacional.
FDR fue electo para un segundo período (1937-41). Y aunque la economía no mejoró del todo -el desempleo apenas bajó del 25 al 20%- ganó para un tercer período (1941-1945). Pero llegó Pearl Harbor y fue inevitable. Con la guerra en curso, ganó los comicios para un cuarto período, algo que luego se reformó hasta un máximo de una reelección. Pero el 12 de abril de 1945, falleció. Poco menos de un mes después, Alemania se rindió. Consideró que era esencial que la URSS participara de la organización de naciones para preservar la paz mundial. Su legado fue el de la influencia estadounidense en el mundo, lo que no ocurre con el actual Mandatario.