La crisis sanitaria provocada por el coronavirus impone extender las fechas de confinamiento y las restricciones.
La medida fue anunciada por el Gobierno Nacional por la urgencia de contener, del modo más efectivo posible, la expansión de la pandemia, los contagios y las muertes.
Hay varios países que, sin hacer anuncios paulatinos, ya toman medidas más duras en cuanto a la extensión del aislamiento obligatorio.
Para el caso ecuatoriano, el trabajo regular no tendrá su ritmo normal sino hasta fines de abril. Los espectáculos públicos no se podrán realizar al menos hasta fin de mayo, para evitar las concentraciones masivas.
Las clases en el Régimen Sierra podrían iniciar en la primera semana de mayo. La Costa todavía no ha podido volver a clases y sigue la para. Entre las decisiones adoptadas permanece la restricción de los viajes internacionales desde y hacia Ecuador.
El transporte de pasajeros entre las provincias sigue suspendido, igual que los vuelos locales. La movilización en autos particulares tendrá más restricciones desde el lunes 6.
Hay excepciones obvias. Los médicos y personal de la salud, los productores del campo y las personas que trabajan para alimentarnos en tiendas y supermercados, los expendedores de farmacias y medicinas, y los periodistas. Todos deben seguir empleando el salvoconducto.
Es importante que los alcaldes y las autoridades provinciales se ciñan a las disposiciones emanadas del Gobierno sin causar confusiones y cortocircuitos peligrosos, y que los mensajes sean claros y concisos.
El ejemplo de lo que pasó en Guayas con el Gobernador, que hizo pública su propuesta de restricción, causó que la gente saliera a las calles de modo masivo el jueves. En esa provincia se nota descoordinación frente a un drama humano grave.
La metáfora del semáforo no ha sido bien explicada. El Gobierno podría estudiar una tenue flexibilización donde hay números bajos de virus. En las provincias más afectadas seguirá la restricción total.
Precautelar la salud exige acciones responsables en todos los niveles.