He querido tomar esta frase en memoria de un hombre honesto, que, desde que el país regresó a la democracia, demostró su apego a la justicia y a la lucha por los más grandes intereses de los más necesitados, de los más pobres, constituyó su voz. Hombre de mil luchas, incluso contra la muerte.
Hasta el último día de su vida luchó en contra del deshonesto, en contra del inmoral, en contra del arbitrario, en contra del pilluelo, a quien tenía ofrecido traerle hasta donde se merece, la cárcel.
Ojalá los ecuatorianos podamos receptar el gran ejemplo que este hombre nos deja, ejemplo de honestidad, de valores profundos, de solidaridad, de respeto. Siempre le recordaremos y ojalá tomando su ejemplo sigamos en la noble lucha en contra de la corrupción. Hasta pronto doctor Julito.