Llegó la hora. El conjunto de anuncios económicos que el Presidente ha dilatado -son diez meses y días, desde que asumió el cargo- se conocerán esta noche.
Nadie en el país desconoce varios factores coyunturales. El principal, el ocultamiento de la dimensión de la crisis económica. La alegoría de la mesa servida resultó una gran ironía.
Es verdad también que el destape de los casos de corrupción que involucran a funcionarios del Gobierno pasado desbordó la escena. Hasta ahora hay un vicepresidente preso, varios ministros detenidos y varios prófugos.
La ‘cirugía mayor’ pasó factura, se rompió en dos el bloque oficialista, el Presidente de la Asamblea fue destituido y el Fiscal espera un juicio político.
Además, el Gobierno consideró indispensable convocar a una consulta popular y referendo con el fin de cambiar algunos aspectos del modelo político consolidado en los últimos años.
La urgencia fue postergada. Todos saben que la crisis es severa, que la economía se contrajo y que hace falta producción y empleo. Pero el despegue económico tiene distintos caminos.
Al recibir el plan de parte de la Ministra de Finanzas, el Presidente remarcó que no habrá paquetazo ni se afectará a los más pobres. Limitar las importaciones y el gasto pudiera ser parte de las decisiones, pero el aspecto fiscal es solo una de las aristas de un plan integral.
Cualquier decisión es difícil; demandará, sin duda, sacrificios, y requiere seguir trabajando en consensos.