Beatriz Rojas migró de Cuenca para comercializar y confeccionar artesanías en madera. También, en barro y mimbre. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.
En el local de Patricio Conejo se adquieren ponchos y camisas bordadas a mano con imágenes andinas, como las llamas, el sol y la luna. También, chalinas y tapices que los tejen con lana de borrego en su telar de madera.
Este artesano del pueblo Otavalo convirtió a uno de los 90 locales que arrienda en el Mercado Artesanal, localizado en las calles Juan Benigno Vela entre Espejo y Mariano Égüez, en el centro de Ambato, en su taller donde trabaja toda la semana.
Una de las características de este centro comercial es que acoge a los artesanos que llegaron de Otavalo, Salasaka, Chibuleo y a los mestizos que comercializan artesanías talladas en madera, cuero, tejidos en lana, cuadros con paisajes andinos, tapices, ponchos de los pueblos Chibuleo, Tomabela, Otavalo, rebosos, bayetas y más vestimenta de las comunidades indígenas de Tungurahua, Cotopaxi e Imbabura.
Conejo labora cinco años en este mercado y dice que es interesante que en un centro se concentren los habitantes de varios pueblos indígenas. Es más, casi todas las transacciones se hacen en kichwa. “Es algo interesante porque mantenemos nuestra legua vigente”.
También sus productos los vende en sus recorridos por Píllaro, Juan Benigno Vela y Chibuleo. Una camisa puede costar USD 50, todo dependerá del diseño y la complejidad del bordado realizado a mano.
“Tenemos nuestra clientela que viene de las diversas comunidades, pero también de la ciudad. Les gusta comprar las camisas bordadas a mano que son elegantes y tienen diseños andinos donde resaltan los colores azul, rojo, negro y morados”, dice Conejo.
A pocos pasos están los dos locales de Santiago Chamba. Este artesano pinta en cuero, madera y en barro, especialmente los paisajes andinos donde se resalta a los indígenas de la provincia. Además, artesanías como vasijas de barro, esteras, tejidos… “Lo que tratamos de fomentar es nuestra cultura, la tierra y las tradiciones de los pueblos ancestrales de Tungurahua”.
Chamba trabaja en esta rama desde hace 20 años. Con agilidad pinta los cuadros con acrílicos. Confecciona, además, bolsos y carteras de cuero con dibujos de parajes andinos y contenido intercultural. “Todos nuestros productos son confeccionados a mano, esa es una característica especial. Los migrantes nos compran como recuerdos cuando retornan a España, Italia…”.
Chamba conversa amenamente con sus amigos otavaleños, salasakas, chibuleos y de otras partes del país. Su objetivo es compartir con ellos y conocer su cultura y tradiciones. “Acá compartimos experiencias entre los mestizos e indígenas que nos ayudan a conocer más de nuestros nacionalidades ancestrales”.
El historiador ambateño, Pedro Reino, afirma que la población indígena hace mucho tiempo se integró al desarrollo económico de la provincia. Este proceso arrancó en la colonia y se consolidó en el transcurso de todo este tiempo. Esta se conjuga en el mercado artesanal o los lunes de la feria de Ambato donde confluyen todos los pueblos indígenas.
Otra de las artesanas es Beatriz Rojas, quien migró para vender las artesanías en barro en Ambato. Su padre Jorge talla en madera las cucharas de palo, usando herramientas rudimentarias. “Esta tradición la mantenemos en nuestra familia desde hace muchos años”.