En Chile, un colectivo formado por madres de familia cuestiona al Gobierno sobre leyes en las que se obliga a realizar deberes a los estudiantes. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
El 18 de abril de 2016, se creó el movimiento ‘La Tarea es sin Tareas’, en Chile. Detrás del mismo está la abogada Paulina Fernández, quien dejó su trabajo en el Servicio de Impuestos Internos para dedicarse a tiempo completo a sus hijos. También la psicóloga Vinka Jackson.
Ambas buscan que la gente tome conciencia sobre el supuesto daño que implica que los colegios envíen deberes escolares para la casa. Ambas hablan del derecho de los niños a ser niños.
En marzo de este año, Fernández le envió dos preguntas al Ministerio de Educación de su país. Quería saber en qué ley o reglamento se establece la obligatoriedad de los colegios de enviar deberes para la casa a los estudiantes.
En abril, ella obtuvo una respuesta. La que esperaba. El Ministerio le respondió que no existe ninguna normativa que obligue a los establecimientos educativos a enviar tareas al hogar. Aunque también le dijeron que respetan la autonomía de docentes y autoridades para definir las estrategias que consideren necesarias para fortalecer el aprendizaje de los niños.
Sin embargo, también les indican que su Unidad de Currículum envía directrices para reducir al mínimo la cantidad de tiempo extracurricular, para actividades académicas.
También admiten no contar con ningún estudio sobre el impacto o el beneficio de realizar tareas.
El debate en torno a la conveniencia de realizar o no tareas, va más allá de la posición de padres de familia. Está en el ámbito cientítico, con Harris Cooper de la Universidad de Duke, la persona que más ha investigado sobre los deberes en Estados Unidos.
Él afirma que la correlación entre la cantidad de deberes y el éxito en la primaria (hasta los 12 años) es muy pequeña. Solo existe una correlación mínima en secundaria, desde los 12 años.