Muchas veces la fecha no deja de ser una simple declaratoria. En el Ecuador de hoy se ha avanzado pero quedan tareas pendientes por cumplir.
La mujer accede cada vez con más apertura a mejores condiciones de vida y las proclamas de sus derechos se vuelven universales.
Pero al mismo tiempo el mundo intercomunicado nos exhibe imágenes de violencia y represión. La cultura machista sigue oprimiendo a millones de mujeres en la faz del planeta.
La pobreza, el atraso y la explotación laboral son más evidentes en las mujeres que en los hombres . Algo que debemos superar con conciencia y acción.
En el Ecuador han cambiado las cosas. Mujeres en la política, ministras de Estado y ejecutivas en empresas de todo tamaño son el resultado de una incursión cada vez mayor en la educación y su interacción social. El trabajo en casa es reconocido y compartido.
Pero frente a esta cara está el maltrato, el infierno en que se convierte para muchas mujeres el entorno familiar. El acoso en el transporte público, los abusos y la presión en lo físico, psicológico y sexual no se han superado.
Mientras el Código Integral Penal tipifica el femicidio, la mujer sigue siendo víctima de crímenes horrendos.
La muerte violenta de dos chicas en Montañita desató el machismo más recóndito en las redes sociales, al terminar por acusar de su muerte a las propias víctimas. Una señal palpable del atraso que aún debemos superar.