Más de una semana de lucha denodada de los bomberos y personal de emergencia prende alertas y deja muchas lecciones que aprender.
La temporada veraniega -atenuada en los últimos dos días por la lluvia- secó el ambiente y las fuertes temperaturas dejaron el pasto proclive a las llamas que se expandían fácilmente por el viento.
Además se investiga a presuntos pirómanos que han sido detenidos y se deberá descubrir sus verdaderas intenciones.
Pero el embate de las llamas deja cientos de hectáreas arrasadas y el dolor profundo de la muerte de tres jóvenes bomberos. Además, pone al descubierto las limitaciones y deja una serie de medidas claves a tomar que cuestan dinero.
Los cuerpos de bomberos dependen de los Gobiernos Autónomos Descentralizados y los equipos son costosos y el esfuerzo económico es más complicado en tiempos de aprietos fiscales.
Pero en Quito se debe contar con un sistema de helicópteros propios, no solo con las canastillas que transporten agua sino de equipo dotado de amplios compartimientos con más capacidad.
Los expertos aconsejan además tener varios puntos estratégicos, equidistantes de aquellos puntos más vulnerables, para recoger mucha agua en pocos minutos. Además, ni bien llegue el verano, podrían regar zonas para que los bosques y pastos no se sequen en demasía y sean espacios para propagar el fuego.
Las emergencias dejan dolor y lecciones. El ejemplo de Chile sirve como espejo para prepararnos mejor.