Dos bandas de secuestradores ha desbaratado la Policía Nacional y busca a otras que han incorporado a su ‘ know how’ el uso de las redes sociales.
El signo de los tiempos, las autopistas de la información en la era del conocimiento son, a veces, armas de doble filo.
Se dice con frecuencia que las redes unen, hacen amigos, comunican y ayudan a expandir el conocimiento. También, aíslan a las personas de su familia y, muchas veces, propagan banalidades o secretos de la vida personal que pueden convertirse en un búmeran en contra de los usuarios de buena fe.
La tendencia a contar cada movimiento, a publicar fotos, a subir teléfonos personales y de las amistades puede ser un valioso insumo para secuestradores que están a la caza de nuevas víctimas.
Muchas personas revelan detalles de viajes, rutas frecuentes y horas de salida de la oficina. Cualquier rutina es propicia para que algún delincuente rastree.
Los casos seguidos por la autoridad llevaron a, por ejemplo, detectar a una banda de secuestro extorsivo que operaba en la cárcel de Manta.
Otro caso reciente relata que un niño forzado a subir a un automóvil fue noticia en las redes sociales con el fin de pedir, con muy buena voluntad, su localización. La Policía consideró que una alerta temprana y tan extendida como la que logran las redes podía haber puesto en peligro la vida del muchacho.
La lección es usar las redes con tino y guardar la privacidad de la información que no debe ser vulnerada.