En 1938, un grupo de ingenieros tomó un vehículo DKW F7 y lo hizo volcar con la ayuda de una rampa, en la localidad de Golm, cerca de Postdam, Alemania.
Está sería una de las primeras pruebas de colisión realizadas en un automotor. Aunque el modelo ya llevaba unos años en el mercado. Según un reporte de la prensa internacional, que tuvo acceso a los papeles de la época, el auto habría dado varias vueltas de campana y su motor seguía en marcha.
En esos años, aún se desconocía sobre investigación en cuanto a la seguridad pasiva de vehículos. No sería sino hasta mediados de los años 50 que empezó a tomar fuerza este tipo de análisis. Se piensa que la prueba de DKW fue de las primeras de la industria.
Gracias al contexto social, matizado por la pasada Gran Depresión de 1929, las marcas DKW, Horch, Wanderer y NSU se fusionaron para formar lo que más tarde sería Audi.
Tras la alianza, hubo varios avances que destacaron en cuanto a seguridad. Principalmente, la creación de zonas de deformación para reducir el riesgo de lesiones para el conductor y los pasajeros. Una de las unidades ejemplares fue el NSU Prinz de 1958, que fue capaz de absorber una buena parte de la energía de una colisión frontal.
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Pero el avance en esta materia no se detuvo ahí, pues el NSU Ro 80 y el primer Audi 100, a finales de 1960, implantaron el uso de maniquíes para analizar los efectos de un accidente en el cuerpo humano.
Tras dar los primeros pasos, Audi inauguró la primera instalación de pruebas de choque en Ingolstadt, en 1970. Con el paso de los años, fue modificada en varias ocasiones y hasta hoy presta sus servicios al mundo automovilístico.
Las mediciones se hicieron cada vez más precisas gracias a los avances de la tecnología. Poco a poco se fueron incorporando cámaras en la investigación de accidentes que, incluso, lograron mejorar los análisis de los puntos débiles de un automotor.
Durante estos años, Audi patentó una de sus innovaciones más importantes. Se trata del sistema Procon-ten, de contracción y tensión programadas. Este mecanismo entraba en acción en una colisión frontal.
Según los ingenieros de la marca, el objetivo era enviar el volante hacia el tablero y el tensar los cinturones de seguridad para que los conductores no sufran daños severos.
Se dejó de utilizar con el uso de airbags. En la actualidad, los mecanismos de protección pasiva de Audi son muy diversos y efectivos bajo toda circunstancia.
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El sistema Procon-ten redujo significativamente el riesgo de lesiones en la cabeza del conductor.
En esos años, el sistema tenía pretensores que detonaban un dispositivo para tensar el cinturón en cuestión de milisegundos.
Además de los accidentes en laboratorio, el registro de datos en el mundo real se incorporó en los trabajos de desarrollo en 1990.
Hoy en día, Audi es una marca muy destacada en seguridad.
Fuente: www.revistadelmotor.es