A poco tiempo del cierre de su edición impresa cotidiana, diario Hoy no podrá circular ni una vez por semana. Tampoco su edición digital estará abierta.
La pésima noticia se inscribe en una atmósfera hostil y preocupante, que se ha prolongado durante los más de siete años de vigencia de este Gobierno.
Más allá de los aspectos jurídicos, de la instancia de salvaguardar a Edimpres por la vía de la capitalización, como ha sugerido algún funcionario; más allá de la omisión de las formalidades sobre la notificación, están en juego temas fundamentales.
El Ecuador vive un momento difícil para el ejercicio pleno de la libertad de expresión y prensa: un periodista asilado, juicios con millonarias demandas, canales de televisión incautados que siguen en manos gubernamentales, pues no se han vendido hasta hoy, pese a la promesa oficial, periodistas críticos que perdieron sus espacios, son las evidencias.
Luego de la salida de circulación de una revista, el fin de la edición impresa de Hoy y ahora el cierre de Edimpres, no son el mejor escenario. Tampoco configuran el ambiente propicio para esta actividad las cadenas, los insultos sabatinos y la falta de facilidades para acceder a la información oficial. Además, hay una Ley de Comunicación vigente con expedientes, pronunciamientos y procesos que tornan complejo un ejercicio super controlado y vigilado desde el poder.
Cabe la solidaridad con los trabajadores, colaboradores y accionistas, y la reflexión profunda de toda la sociedad.