La conservación y la extracción petrolera en el Parque Nacional Yasuní han sido motivo de largos debates y costosas campañas en estos años.
Esfuerzos, discursos, declaraciones de principios y una filosofía ‘verde’ antecedieron a los grandes esfuerzos diplomáticos y onerosos viajes para convencer al mundo de la importancia de la conservación sin extracción de petróleo de esa frágil zona. Y lo lograron. Al menos entre los jóvenes, los sectores sociales organizados y académicos.
En estos días, el debate por la conservación y explotación pone a la sociedad al frente de tres esfuerzos de distinta índole por recolectar firmas en torno a la problemática.
El primero es Yasunidos; buscan que sucumba la iniciativa gubernamental, alentada por el pragmatismo presidencial y la urgencia de recolectar dinero, para explotar el 1/1000 del Parque. Lo hacen con un instrumento legítimo: la recolección de firmas y la consulta popular para que el pueblo decida, como el Gobierno lo hizo en varias ocasiones para consolidar sus tesis.
Hay dos grupos más que optan por esa vía y, con una ilustración casi idéntica a la original, han juntado firmas con propósitos muy distintos. Amazonía Vive, de los alcaldes amazónicos, busca la explotación petrolera para beneficiar con obras a la región. El Frente de Defensa Total de la Amazonía no quiere que se toque ni un milímetro de la selva. Un debate en el cual la campaña y la propaganda están a la orden del día.