Las puertas del Centro de Alto Rendimiento del Independiente del Valle permanecen cerradas, pero adentro siempre hay movimiento. Conversaciones, risas y hasta gritos se escuchan de los canteranos que viven en la residencia y sueñan con ser los futuros Gonzalo Plata.
De las canchas del extenso complejo, emplazado sobre 8 hectáreas, provienen sonidos de pitos de los entrenadores y de los remates al balón en los entrenamientos.
La enorme ‘fábrica de talentos’ del fútbol ecuatoriano, donde también se entrenan los jugadores del equipo de Primera, se levanta en la parroquia rural de Amaguaña, que pertenece al cantón Quito. Se ubica en el sector de Santa Clara de Chillo Jijón, donde antes había una enorme factoría.
Pese a esta ubicación, Independiente ha generado simpatía entre los habitantes de barrios de Sangolquí, cabecera cantonal de Rumiñahui. Lo ha hecho a punta de victorias y acciones solidarias.
Hasta inicios del año pasado, el club era local en el estadio de la Liga Cantonal de Rumiñahui. Ahí es donde empezó a formar su afición. En los graderíos se veía a aficionados con la camiseta del club.
Luego se pasó a su escenario, el estadio Banco Guayaquil, que se fundó el 20 de marzo de 2021.
Cuando el plantel juega de local en el recinto, hay movimiento en los alrededores. Vendedores de camisetas y de otros productos se ubican una cuadra antes del estadio, que se construyó al lado del complejo de entrenamiento.
“Cuando hay partidos con equipos grandes viene bastante gente”, dice Boris Piña, propietario de una tienda del sector.
Piña es hincha del Aucas, pero dice que Independiente genera orgullo para el país cuando juega y se enfrenta a clubes grandes en torneos continentales.
Así lo hizo en la Libertadores de 2016, cuando llegó a la final con el Nacional de Medellín. Aunque no ganó el título, dejó una buena imagen al eliminar a clubes como River y Boca Juniors, de Argentina. En esa edición, los rayados donaron su taquilla a los afectados del terremoto de Manabí.
En 2019, IDV se quitó la ‘sal’ de la final del 2016 y alzó el trofeo de la Sudamericana.
Hoy vuelve a jugar la final de ese torneo. Esta vez el rival es el São Paulo, en Córdoba, Argentina, a las 15:00. Por eso, en Sangolquí se prepara una pantalla gigante. Los hinchas más fieles, en cambio, viajaron a ese país para ver en vivo el juego que podría consagrar a los negriazules. Entre los viajeros estuvo Luis Umaquinga.
De Sangolquí a Córdoba
Un Niño Dios, elaborado con yeso y resina, está en la sala de la vivienda de Luis Umaquinga, en el barrio Selva Alegre, en Sangolquí.
La imagen viste una túnica con los colores y el escudo del Independiente del Valle.
Los ‘limosneros’ se la entregaron hace seis años. “El Divino Niño nos acompaña siempre en los partidos, aunque a la distancia siempre está presente”, dice el sangolquileño de 70 años.
Él es el líder de la agrupación La Locura del Valle, barra que sigue al equipo negriazul desde sus inicios en el profesionalismo.
Umaquinga se convirtió en el presidente de la agrupación en 2009. Hasta antes de eso no apoyaba a ningún equipo del torneo.
“Siempre me ha gustado el fútbol, pero no era hincha de ningún club. Eso hasta que un amigo me invitó a ver al Independiente”, cuenta el aficionado, uno de los de mayor edad que siguen al plantel.
El fútbol no estaba entre sus prioridades. Se dedicaba a su trabajo, en una empresa de madera, y a tocar el piano en una orquesta, otra de sus pasiones.
Todo cambió en 2009. Empezó a acudir ‘religiosamente’ a todos los partidos del equipo en casa y en otras provincias.
La barra creció. Tiene 300 integrantes. Entre ellos hay personas que tocan bombos, repiques, redoblantes y la murga; y ponen la alegría en las gradas del estadio Banco Guayaquil, junto al complejo de IDV, o los escenarios del país.
Pero no todos han sido momentos de felicidad. Umaquinga recuerda que en diciembre de 2013 se les fueron las lágrimas a los integrantes de la barra. Independiente fue a jugar con Liga de Loja. El equipo necesitaba ganar y que Barcelona perdiera ante el Cuenca. Pero ninguno de esos resultados se dio.
“El ingeniero Michel Deller (presidente vitalicio de IDV) nos dijo que si ganábamos el título regresábamos desde Loja, en avión. Pero eso no ocurrió y volvimos a Quito con una tristeza profunda”.
Umaquinga siempre está pendiente de las actividades del club para ir a tiempo a los estadios. Es el administrador de un grupo de WhatsApp, donde informa las actividades de la barra.
El sangolquileño se sentía triste porque no tenía previsto ver la final de la Sudamericana, en Argentina. Por ello, realizaba gestiones para ver el juego por pantalla gigante. Pero gracias a un concurso se ganó el viaje y la estadía para la final de hoy de la Sudamericana. Viajó el jueves pasado.
Máscaras y viajes
Un hombre con una máscara de luchador mexicano con los colores del Independiente del Valle siempre se destaca entre La Locura del Valle, en las gradas. La lleva Édgar Calderón, o mejor conocido como ‘Gigante Calderón’, entre los aficionados.
El aficionado luce el atuendo desde hace unos 13 años. Le agrada y se siente a gusto. Además, dice que así retribuye los títulos que ha ganado el ‘Matagigantes’.
Calderón dispone de poco tiempo por su trabajo, entre lunes y viernes. Pero siempre procura ir a los estadios para ver el juego de los rayados. Él vive en Sangolquí, algo que le facilita acudir a los estadios y encontrarse con los integrantes de la barra Locura del Valle.
Los días previos a la final esperaba que en Independiente lo tomaran en cuenta para el viaje.
Otro de los aficionados que forman parte de la agrupación es Jimmy Salazar, quien también reside en Sangolquí.
El hincha quiteño expresa que los seguidores de Independiente no son solo de Pichincha. “Hay varios que vienen de Quito y otros sectores de la provincia”.
Considera que el interés por el club ha crecido en los últimos años. Por ello, está orgulloso de seguir al club y espera que IDV alcance el título de la Sudamericana. Quiere ver victorioso al equipo y observar su consagración.