Murciélagos, osos, abejas, serpientes, ardillas y otras tantas especies de animales tienen su punto en común: la hibernación. Durante meses, estas criaturas se "bloquean" y entran en modo ahorro de energía como si fueran teléfonos celulares. Su temperatura desciende, su metabolismo se ralentiza y el consumo de oxígeno se reduce a niveles mínimos. Este mecanismo de adaptación básica los ayuda a sobrevivir a las condiciones ambientales más duras. Ahora bien, ¿cuál es la relación de este proceso biológico en los seres humanos?
La fatiga crónica es una enfermedad biológica y no psicológica, que puede ser identificada por marcadores en la sangre, según un estudio publicado el viernes, 27 de febrero de 2015, que alimenta las esperanzas de hallar un tratamiento.
Una gripe que no se cura pese al tratamiento puede ser indicio del síndrome de fatiga crónica, que como tal tiene repercusiones en diversos sistemas como el digestivo y el urinario, afirmó el especialista Rubén Santoyo Ayala.
Científicos estadounidenses rectificaron parte de un estudio publicado en 2009 en la revista Science que vinculaba al síndrome de fatiga crónica con un virus de roedores, ya que se sigue sumando evidencia que desmiente la relación. Además de la rectificación parcial, Science publicó esta semana una nueva investigación que pone en jaque la teoría que ligaba al virus con la misteriosa enfermedad.