Un despacho de la agencia Reuters, que no se presta a chanchullos con los gobiernos porque es una agencia seria, informó ayer que, según una encuesta entre 402 líderes empresariales de América Latina, Venezuela aparece como el país más corrupto, seguido de Bolivia y Argentina.
Los tres son estrechos y amorosos socios políticos, económicos e ideológicos, y los escándalos de corrupción que salpican a presidentes, ministros y directores de empresas del Estado superan todo lo imaginado en esta región del mundo donde hubo ladrones de los dineros públicos de marca mayor.
Pero lo de Venezuela no tiene nombre porque aquí se organizó un intento de golpe de Estado, dirigido por el actual Presidente, enarbolando la bandera de la lucha contra la corrupción. ¿Y qué ha sucedido? Pues aquí tenemos los resultados de haber entregado el manejo de ministerios, de Pdvsa y las misiones a militantes del partido rojo rojito y a generales que hace tiempo dejaron de dignificar su uniforme, como era tradición. Y lo peor de todo no es que se hayan metido a negociantes simples y vulgares, sino que se hayan mezclado, como bien lo dicen las agencias antidrogas, y sean socios y compinches de las redes de carteles que manejan el tráfico de cocaína, lavado de dinero y contrabando de precursores químicos para los laboratorios en territorio colombiano.
Y ni qué decir de cómo los militares rojitos manejan a sus anchas el contrabando de oro y diamantes, así como metales raros como el coltán de tanto uso en la industria bélica y aeroespacial.
El informe permitió establecer que “Chile y Uruguay fueron percibidos como los países menos corruptos de América Latina”. Alabado sea el Señor, al menos 2 naciones civilizadas dieron la cara y demostraron que sí se puede domar el potro de la corrupción.
La mala noticia según Reuters es que “la corrupción sigue siendo un problema grave dentro de América Latina”. (…) Cerca de 51% de los consultados creía que había perdido negocios en el último tiempo contra rivales que realizaron pagos ilícitos, una lectura inferior a 57% según un estudio de 2008″.
La buena noticia es que los empresarios, ejecutivos y gerentes de alto vuelo de la región tienen la percepción de que este tipo de delito “ha disminuido un poco, gracias a normas más estrictas de ética corporativa y la aplicación de leyes anticorrupción”. Cerca de 25% de quienes respondieron dijeron creer “que las leyes anticorrupción de sus países eran efectivas”.
Una mayor aplicación en los últimos años de la Ley sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero de Estados Unidos, que considera ilegal que empresas de ese país paguen sobornos en otras naciones, podría haber tenido un “efecto de bola de nieve en América Latina.
El Nacional, Venezuela, GDA