Ann Kathrin Pohlers
International Press Service
Frente a la proximidad de las elecciones en Iraq, para mayo, el gobierno pide a los desplazados internos que retornen a sus lugares de origen, pero muchos todavía no ven la forma de dejar el campamento por múltiples motivos.
Tras la derrota del Estado Islámico (EI) en diciembre de 2017, mejoró la seguridad, y es de esperar que muchas personas desplazadas retornen a sus hogares, pero todavía no es fácil. Unas dos millones de personas regresaron, pero todavía hay tres millones desplazadas.
El surgimiento del EI en enero de 2014 y la consiguiente violencia, que duró varios años, dejó un desastre humanitario. Además, el número de desplazados entre 2006 y 2007 fue de un millón de personas. Casi nueve millones de iraquíes necesitan asistencia humanitaria, de los cuales a cinco millones les urge agua potable, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Se prevé una reducción drástica de los enfrentamientos armados este año, pero la complejidad de los desplazamientos por segunda vez puede seguir, a pesar de que se espera que aumenten los retornos de las personas desplazadas, señala el informe Acción Humanitaria para la Infancia, del Fondo de las Naciones Unidas, Unicef.
“Hay un ímpetu de la gente por regresar a su lugar de origen antes de las elecciones de mayo”, señaló Melany Markham, coordinadora de medios del Consejo Noruego para Refugiados, en diálogo con IPS.
Las elecciones estaba originalmente previstas para septiembre de 2017, pero se postergaron seis meses por la guerra civil.
Muttahidoon, Coalición de Unidos por la Reforma, la mayor alianza política sunita, pidió otros seis meses de postergación para dar más tiempo a que los desplazados regresen a sus hogares. Pero la Corte Suprema de Justicia dictaminó que era inconstitucional. En los campamentos al este de Mosul, el número de personas que llegan en su segundo o hasta tercer desplazamiento superan ahora al número de los que se van para retornar su hogar.