Al inicio y al final de la nota, y entre signos de admiración, Elcomercio.com utilizó el sábado 25 “¡Histórico!” para dar cuenta de que Richard Carapaz era líder del Giro de Italia 2019. El medio digital tenía razón de usar dos veces el adjetivo calificativo: jamás un ecuatoriano fue puntero de una de las tres vueltas icónicas del ciclismo mundial. Y el joven carchense ––que cuando está en su tierra se ejercita bajando de los Andes a la Amazonia … ¡y volviendo a subir el mismo día!––, continuó de líder el domingo; se afianzó el martes en la “etapa reina” y, al momento de escribir estas líneas, es candidato a vencer esa mítica carrera.
Día histórico fue también el domingo 19 de mayo, cuando falleció Julio César Trujillo, ejemplo de ética y honorabilidad, con una muerte sin duda gloriosa. Falleció justo al culminar el trabajo más importante de su vida, la institucionalización del país, destrozado por el autoritarismo de Correa.
Fue un político que creó una corriente conservadora progresista y fundó la Democracia Popular aliándose con la DC de Osvaldo Hurtado. Su catolicismo, recio y profundo, le guió en su ejercicio docente en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE (donde fue profesor, decano y vicerrector) al igual que en su práctica profesional de más de 50 años. Isabel Robalino Bolle, Jorge Crespo Toral y él forman el trío más destacado del siglo XX de abogados laboralistas, inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia, asesores de sindicatos y patrocinadores de obreros en conflictos individuales y colectivos; nunca demasiado bien vistos por el gran capital.
Día de conmemoración histórica fue, a su vez, el viernes, que recordamos 197 años de la Batalla del Pichincha, singular combate que tuvo como escenario las faldas de un volcán y como auditorio una ciudad entera que, entre el pavor y la esperanza, siguió su desarrollo y celebró su desenlace, que selló para siempre la independencia del Ecuador.
En 2022 se cumplirán 200 años de este hito mayor de nuestra historia. El Gobierno nacional y el municipio deben ponerse ya en acción para celebrar de manera grande y digna el inicio de nuestra vida soberana. Que no pase como en 2009 cuando un gobernante megalómano despreció la celebración del bicentenario del Primer Grito de Independencia. En su delirio de grandeza, creía que la historia comenzaba con él. ¡Historia es otra cosa! No merece sus fastos quien se conchaba para robar a un todo un pueblo ni quien, narciso ecuatorial, monta un sistema para alabarse sin parar durante una década. En cambio, sí pasa a la historia la gesta de un joven de estirpe campesina y voluntad de hierro que, a golpes de pedal y corazón, derrota a los más grandes del deporte. Y sí consagra la historia la vida de quien no tuvo como fin el dinero y fue factor de la construcción de una patria más justa, libre y democrática.