El maquillaje es una opción laboral

Daniela Soria inauguró la escuela en el 2015. Está en el Cosmopolitan Parc (Luxemburgo y av. Portugal). Foto: Patricio Terán / Chic!

Daniela Soria inauguró la escuela en el 2015. Está en el Cosmopolitan Parc (Luxemburgo y av. Portugal). Foto: Patricio Terán / Chic!

Lorena Carrillo abrió su escuela en Quito, hace 4 años. Estudió en Barcelona. Foto: Vicente Costales / CHIC!

Lorena Carrillo empezó a maquillar profesionalmente hace unos seis años. En esa época, los maquilladores tenían su principal ocupación en el campo audiovisual: rodajes de cine o televisión y producciones de fotografía. “Era muy poca la gente que buscaba ser maquillada por un profesional”, dice la también publicista.

Esto cambió a causa de las redes sociales, asegura. YouTube con sus tutoriales e Instagram con sus imágenes aspiracionales promovieron una estética más exigente. Por ejemplo, en una boda, ya no es solo la novia quien busca un maquillaje perfecto, sino también las invitadas. Incluso el novio está dentro del paquete que ofrecen las maquilladoras.

Por este crecimiento en la demanda, Carrillo abrió su escuela de maquillaje hace cuatro años. La maquilladora estudió en Barcelona y cada año hace actualizaciones en Europa y EE.UU. Con estas bases elabora y actualiza los currículos de los cursos que ofrece en su escuela: maquillaje profesional, automaquillaje, social makeup, entre otros.

El próximo mes, 17 promociones se graduarán de Lorena Carrillo Escuela de Maquillaje. “Un 40-50% de las graduadas se dedica en serio al maquillaje. El resto lo hace por hobby o como algo extra”, cuenta.

Sonia Díaz es una de sus estudiantes. Tiene una maestría en administración de empresas y otra en dirección general de marketing. Antes de las maestrías estudió diseño gráfico, publicidad, comunicación social y una ingeniería. “Quise tomarme un descanso y estudiar algo para mí. Tenía varias opciones, pero me decidí por el maquillaje”, indica.

Díaz tomó el curso de maquillaje profesional, que dura cinco meses. “Cuando terminé el curso, quise dedicarme a esto”. Se fue al exterior a seguir preparándose y hace unos meses regresó a su natal Guayaquil para abrir su estudio.

La experta en empresas y marketing cree que sí hay oportunidad para quienes quieren dedicarse al maquillaje de forma profesional. “Hay que moverse dentro del círculo social. Si haces bien el trabajo, la gente te va a buscar”, dice.

Daniela Soria inauguró la escuela en el 2015. Está en el Cosmopolitan Parc (Luxemburgo y avenida Portugal). Foto: Patricio Terán / CHIC!

Daniela Soria es otra profesional que se formó en el extranjero (en Buenos Aires) y que apostó por abrir su escuela en Quito. Desde hace dos años ofrece cursos de automaquillaje, maquillaje social o profesional y perfeccionamiento.

“Hay grupos de graduadas que se han enfocado en el maquillaje social y otros en la producción. El 80% de chicas tiene sus trabajos en este campo”, estima Soria. De ese porcentaje, explica, hay personas que se dedican de lleno al maquillaje y que dejaron sus trabajos anteriores. Hay otro grupo que aprovecha esta actividad como algo complementario.

Este último es el caso de Silvana Moreno, quien estudió maquillaje profesional en la escuela de Soria. Después de pasar por dos universidades, casarse, tener tres hijos, administrar una oficina y una casa, volver a la universidad se hizo muy complicado. “Se me presentó la posibilidad de estudiar esta profesión y por fin encontré algo que me encanta”, expresa.

Ahora Moreno equilibra su tiempo entre el hogar, la oficina y sus clientes. Además del aporte económico extra, el beneficio para Moreno es hacer algo que ama y donde no existe el “tengo que”.

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