Cristina Freire dará talleres para niños y para adultos. Foto: Vicente Costales / CHIC!
El bordado, que está asociado a las abuelas o a los tejidos tradicionales, se convirtió en un ‘boom’ en Europa, Estados Unidos y Argentina. Esta técnica fue retomada, ya no por una necesidad de crear ropa para el cuerpo o el hogar, sino como una vía de expresión.
La quiteña Cristina Freire estudió bordado contemporáneo en Buenos Aires y durante febrero y marzo estará dando talleres para niños y adultos en La Floresta.
La también diseñadora gráfica cuenta que el bordado contemporáneo se aplica tanto en el arte como en objetos de diseño. Freire prefiere las temáticas relacionadas a personajes de cómics. “Me invento una historia y la plasmo en tela con acuarela y bordado”, cuenta.
En Argentina, indica, es común que los diseñadores de modas le encarguen a una experta el bordado de ciertos diseños en sus prendas. Así se crean prendas de edición limitada, ya que el bordado es laborioso y lleno de detalle.
Es un mito que el bordado sea sólo para la ropa tradicional. Su uso en la moda contemporánea le agrega un toque de color y exclusividad a las prendas.
El bordado también resurgió como una forma de protesta. En España y en Estados Unidos se lo conoce como bordado subversivo. Este proceso artesanal es retomado para darle la contra a lo producido en masa. Además, se usa esta técnica tan sutil para expresar frases en contra del patriarcado.
Bordar también tiene un efecto terapéutico. “Si es que tengo problemas en mi vida empiezo a bordar. Trato de pensar positivo y eso se refleja en el bordado. Si estás con malas energías te vas a equivocar, te vas a pinchar”, expresa Freire.
Acercarse a este quehacer artesanal le ayudó a valorar el trabajo de comunidades indígenas como Zuleta, conocida por sus vistosos bordados inspirados en la naturaleza andina. Freire ya no regatea cuando va a los mercados artesanales, pues reconoce el trabajo que hay detrás de esos diseños con hilos de colores.
Los talleres
Este sábado 4 de marzo se dictará un taller para niños en El gato Bermejo Taller (Zaldumbide y Miravalle, junto a Mi Cocina). Es una cita de dos horas en la que los pequeños aprenderán puntadas básicas y tendrán la libertad de esbozar con hilo lo que su imaginación les dicte.
Cuesta USD 30 e incluye materiales: un tambor, tela, agujas sin punta para niños y agujas de plástico para los más chiquitos.
Los adultos podrán inscribirse en un taller que se dictará todos los martes de marzo en La Cafetina (Valladolid y Francisco Salazar). Cada clase de hora y media será un módulo dedicado a las generalidades del bordado: el dibujo, las puntadas básicas, los bordes y el relleno.
Está pensado para que, al término, los asistentes cuenten con los conocimientos para hacer cuadros por sí mismos. La participación cuesta USD 20 y el kit con materiales tiene un precio de USD 10. Se puede escoger entre cuatro diseños de Freire para bordar durante el taller: un mándala, un zorro ‘hipster’, un gato calavera y flores nativas.