Son las mamás de Carlos Francisco Fonseca, Sebastián Mantilla y Luciana Valencia. Ellos son una parte de su existencia, pero no todo. De hecho los pequeños llevan menos tiempo en sus vidas que sus carreras.
La maternidad les llegó entre los 40 y 50 años. La postergaron para desarrollarse en otros campos: profesión y deporte.
Paulina Aulestia, primera mujer en llegar al Everest y abogada, vive la ilusión de un embarazo de seis meses. Y lo ve como la expedición más larga que ha enfrentado.
Alcanzar la cumbre más alta del mundo, de 8 848 msnm, le tomó 60 días. Aunque en el alpinismo lleva 22 años. Hoy, a los 49, con la serenidad de quien sabe que todo tiene sus tiempos, espera por Luciana.
María de la Paz Vela es economista, editora de la Revista Gestión, con 22 años de carrera, una maestría en la Universidad de Wales, en Reino Unido, y varios premios. Sus conocidos imaginaban que no tendría hijos. Ahora se acostumbran a verla aparecer en ciertos eventos con un caballero de 1 año y medio: Carlos Francisco.
Catalina Vasco cumplió 41. Ríe mucho mientras busca unas llaves en su escritorio, en el laboratorio de Química Orgánica del departamento de Ciencias Nucleares, en la Politécnica. ¿Por qué? Recuerda los comentarios de amigos cuando les contó que esperaba un bebé.
“Por fin tu vida estará completa, ya no estarás solita”, le dijeron. Y pensó: una no tiene hijos para que le acompañen.
En su lista de prioridades no estaba convertirse en mamá. Quería estudiar más y vivir en otro país. Lo logró, terminó su maestría y su doctorado en Suecia y Finlandia. Admite que en el fondo estaba la posibilidad de algún día tener un hijo, pero sin sufrir si eso no ocurría.
En Ecuador, la edad promedio para concebir está entre los 22 y 27 años. El país aún tiene cifras altas de embarazos precoces: el 44,1% de las madres tuvieron su primer hijo entre los 15 y 19 años y el 35,2% entre los 20 y 24. Pero en el mundo, cada vez las profesionales retrasan más esa fecha.
En Europa pasan de los 30. En Inglaterra aumenta el número de embarazos sobre los 40 años. En esa tendencia están famosas actrices como Salma Hayek, a los 41, y Kim Basinger, a los 42, igual que Madonna.
No se trata de que a las mujeres con carreras no les quede tiempo para tener hijos. Ocurre que se extiende la idea de que ser madre no es parte de un ‘check list’ obligatorio.
Eso opina Gabriela Juncosa, de 23 años. En julio del 2013 volvió al país con su título de economista, obtenido en EE.UU. Integra una generación con más opciones, la maternidad es una. Hoy busca una maestría.
Ella se crió con una madre que siempre trabajó. En otros contextos eso podría ser visto como abandono. Para ella fue una inspiración. “Las mujeres debemos atrevernos a no sentir culpa por eso, pero la gente sí te presiona”, asegura.
El 50,3% de mujeres que ha tenido hijos alcanza la educación básica; el 22,7%, media, y el 16,8% posee estudios superiores. Eso dice un estudio sobre la Evolución de la fecundidad del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
También muestra que el grado de escolaridad pesa en la postergación de la maternidad y en el número de hijos.
María de la Paz patea una pelota de fútbol con el sello de la Liga en una casa con jardín en La Concepción, norte de Quito.
La economista, sin preocuparse porque lleva tacos, se la pasa a su hijo Carlos Francisco. No deja de mirarlo. Siente que la sociedad estigmatiza a las mujeres que se convierten en mamás con mayor edad. También a las que deciden no serlo y a las familias que no son tradicionales. Para ella, la búsqueda de la felicidad está sobre eso.
En eso coinciden otras mujeres. Paulina, la andinista, nunca se desesperó pensando en que debía ser mamá a cierta edad.
Esperaba alguien que la aceptara como es, con el andinismo. Y llegó Diego Valencia, su esposo, desde hace seis años.
Así que ha disfrutado de sus etapas como abogada, de ocupar cargos públicos, de ser autónoma; de estudiar posgrados y de salir con amigas. Pese a lo que vive hoy, dice que la maternidad no es el único rol o lo que proporciona realización.
El mundo cambia. En Ecuador desde que Matilde Prócel se graduó de médica, en 1921, las mujeres van a la universidad. Y con un título es menos factible que la mujer se quede en casa y no ejerza su profesión. También es más probable que no desee tener hijos.
Eso apunta la abogada y defensora de derechos de homosexuales Silvia Buendía.
Catalina, la PhD, señala que en el mundo real, las madres tienen más trabajo.
Por eso, señala Buendía, cada vez más chicas no quieren tener familia porque saben que la carga aún estará sobre ellas. Y si deciden tener hijos no se definen como mamás.
En contexto
El segundo domingo de mayo, es decir el 11, se celebrará en Ecuador el Día de la Madre. En Ecuador hay 3 645 167 millones de madres de una población de 16 millones. El 43% trabaja fuera de casa; el 45%, en quehaceres domésticos. El 10% es soltera, según INEC.
“Mi cambio de vida es radical desde que soy mamá. Mi hijo es muy lindo, me llena de ilusión y de motivaciones”.
María de la Paz Vela, editora de Revista Gestión.
“Así como físicamente a veces no se alcanza una cumbre, si no se es madre no hay que frustrarse; no hay que presionar”.
Paulina Aulestia, primera ecuatoriana en Everest.
“A las mujeres se nos exige mucho. Dicen qué bue no si tienes PhD y eres científica, pero qué pena si no eres mamá”.
Catalina Vasco, profesora de la Politécnica.
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