La artista Patricia Meier montó ‘Bordados y Desbordes’, una exposición vinculada a los roles de la mujer. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
El detonante para el trabajo artístico que Patricia Meier ha realizado desde el 2005 fue el comentario peyorativo que uno de sus estudiantes hizo sobre el papel de la mujer dentro del mundo del arte. Esto sucedió después de ver El sábado pinto flores, uno de sus cuadros en el que utiliza la imagen de una pintura de la artista holandesa Rachel Ruysch (1644-1750).
Ruysch, quien dedicó gran parte de su vida a pintar jarrones con flores, la inspiró para reivindicar, desde la pintura y el diseño, expresiones artísticas como el tejido, el bordado y la costura, actividades que, durante el último siglo, habían sido confinadas de forma exclusiva al mundo doméstico.
En este empeño ha montado dos exposiciones. La primera hace cuatro años, en Guayaquil, y la última la semana pasada, en la Galería Ileana Viteri, en Quito. En ‘Bordados y Desbordes’ Meier se une a la tendencia mundial de restablecer el estatus de las técnicas del tejido, el bordado y la costura, que encontraron su último gran escaparate en la feria de arte contemporáneo SOFA, de Chicago, al ámbito artístico.
La serie que preparó para esta exhibición comenzó con la hechura de un cuadro rojo con un tapiz estilo victoriano y una gráfica psicodélica. En esta pieza, de mediano formato, la artista une dos mundos: el de los cambios sociales y políticos de mediados del siglo XVIII y el de la efervescencia a favor de los derechos y las libertades de los 60.
La gráfica psicodélica fue realizada en esténcil, una técnica que puebla la mayoría de cuadros de esta exposición y que da cuenta de su interés por hilvanar diálogos entre el mundo doméstico vinculado a lo privado y el del street art relacionado a lo público.
Con estos esténciles (de formas florales impresos en papel japonés y hechos a mano) Meier arma una serie de collages pictóricos, una especie de cobertores gráficos con pequeños encajes, botones, pedazos de cinta métrica e hilos que fueron tejidos por la artista durante los últimos dos años.
Las obras de ‘Bordados y Desbordes’ están hechas para evocar el proceso creativo de abuelas o madres pero, sobre todo, para reflexionar sobre los roles de la mujer y empoderar su trabajo dentro de una esfera pública como lo ha hecho, ya hace varias décadas, la artista Hinke Schreuders autora de obras como Works on Paper.
Con la trama que urde en esta exhibición también se muestra su interés por desmontar estereotipos vinculados al mundo femenino como la expresión ¡estar a la medida! o ¡cubrirse de capas! Estas reflexiones están plasmadas en una serie de obras, de pequeño formato, en las que aparecen unas pequeñas muñecas de rojo, mujeres encerradas en una especie de cajas.
En esta serie Meier juega con la idea del encajonamiento y la idealización de la sociedad patriarcal respecto de la mujer. “En estas obras -dice- hago referencia a esta expresión de estar a la medida de los hombres, sea el padre, la pareja o el compañero de trabajo. Hago hincapié en este aspecto porque crecí en un familia donde se practicaba la equidad de género y cuando salí de ese ambiente me chocó el machismo que hay en la sociedad”.
En ‘Bordados y Desbordes’ se hace referencia a la mujer abuela, a la mujer madre, a la mujer hija. Pero también a la mujer profesional y a la artista cuyo trabajo creativo ha sido desestimado por los propios historiadores del arte. Habla al público que sigue viendo al tejido, a la costura o al bordado como actividades destinadas a la mujeres y en privado.
Exposición
La exposición de la artista, nacida en Suiza, lleva por nombre ‘Bordados y Desbordes’. Estará abierta hasta finales de mayo del 2018 en la Galería Ileana Viteri, en Guayaquil.