Henry Lema, profesor de inglés en el Centro de Educación Continua de la Politécnica. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Una propuesta para focalizar el subsidio a la gasolina presentó la Universidad Central al Gobierno. Hicieron una prueba con 5 000 autos en Machala, para lo que compraron chips chinos por USD 0,70.
“La idea era poner en marcha un sistema de control de consumo; y fijar un número de galones mensuales a menor precio, por ejemplo 25. Desde el galón número 26 se cobraría el costo real”, apunta Marco Posso, vicerrector administrativo y financiero. Contó que poco antes de las protestas del 3 al 13 de octubre, por el retiro del subsidio al combustible, hablaron del tema con Richard Martínez, ministro de Finanzas. No hubo un acuerdo.
Ese es uno de los proyectos en los que la Central trabaja, para generar recursos propios. De este tema se habla desde la semana anterior, cuando los rectores empezaron a revisar los presupuestos que les asignaron en la Proforma 2020.
Este año, 31 centros de educación superior contaron con USD 1 213 millones. En el próximo tendrán 1 117 millones. La reducción llega a 37 millones, según la Senescyt y afectará a la U. Central, U. de Guayaquil, Espol y Politécnica Nacional.
El vicerrector Posso indica: “Algún rato, con estos proyectos, daremos un buen golpe con nuestra empresa pública”.
Con su sistema, anota, “el contrabando de gasolina se eliminaría de inmediato”. Y explica que el tanquero sale, por ejemplo, con mil galones a la estación de servicio. Y eso es lo que debe dejar, ni más ni menos. Se le colocan dos válvulas de seguridad satelital en el tanquero, atadas a un GPS.
“Si intentara desviarse de la ruta, el motor se apagaría. No se necesitan policías ni militares”. En este 2019, la U. Central contó con USD 153 millones. La mayoría proviene de una asignación estatal. Pero 22 millones, el 14%, resultan de la autogestión. Buena parte es producto del cobro de maestrías (hay 122 programas).
Pero su empresa pública, que funciona desde marzo del 2017, dirigida por Francisco Ribadeneira, maneja otros proyectos en marcha. Empezó con un capital de USD 200 000 y entre 2017 y 2018 ha generado USD 600 000 de rentabilidad.
Entre otros, a través de un consorcio, construyeron el Hospital de Piñas; también hicieron el levantamiento de inventario y la valoración de dos empresas de Celec, Electro Guayas y Electrogas Machala.
La empresa pública además ha capacitado a unas 25 000 personas. Entre sus clientes constan el Ejército, la Epmaps.
En esa línea se mueve también la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Su rectora, Florinella Muñoz, anota que en este año tuvieron USD 83 millones; 12 millones son de autogestión.
El rubro más alto se genera en su Centro de Educación Continua. Ofertan cursos de idiomas (inglés, francés, mandarín y ruso). Y capacitan al público en general y empresas, sobre Excel, compras públicas… Tienen 62 500 matriculados. Por lo que se espera ganar USD 6 700 000 este año.
La rectora Muñoz dice que la EPN busca equipamiento y fondos a través de ayuda internacional. Así tienen presupuestos mixtos en el Instituto Geofísico, con apoyo de IRD, de Francia y Jica, de Japón.
No todas las universidades pueden trabajar en autogestión -comenta la rectora- porque eso implica tener cierta infraestructura, laboratorios e investigadores.
“Hay 150 años detrás del nombre de marca EPN. Está bien impulsar la docencia, pero no hay que dejar de lado la investigación y vinculación con la sociedad. Sin esas áreas no es posible la autogestión”.
La Espol genera USD 3,5 millones al año de un presupuesto de 73 millones, por consultorías a sectores productivos, entes públicos y privados. También ofrece servicios especializados en sus laboratorios. Y programas de capacitación en educación continua y posgrados, con 30 opciones según su portal web.
En un comunicado la institución aclara que este rubro se ampara en el artículo 20 de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES). Este se refiere a fuentes de financiamiento.
“Estos recursos se destinan a mantenimiento de equipos, adquisición de insumos, entre otros, que impulsan la investigación y la vinculación con la sociedad”, indicó la Espol. Una parte de ingresos por posgrados se inyecta a becas del mismo sistema. Mientras que otros van a programas de ciencias (maestrías y doctorados).
En la U. de Guayaquil, el sistema de posgrados sostiene la autogestión. El rector Roberto Passailaigue recuerda que hace un año el centro de estudios contaba con seis ofertas académicas, que fueron observadas por la Contraloría por supuestos desvíos de estos fondos.
Hoy cuentan con 22 programas de posgrado aprobados y 24 especialidades médicas. “La universidad necesita hacer autogestión. Hemos tenido muchos proyectos, hay poca colaboración del personal”, dijo.
No precisó los valores autogenerados. En la rendición de cuentas del 2018 se dice que hubo USD 5 millones en ese año. El presupuesto 2019 es de USD 173 millones.