Inicio de clases del primero de Bachillerato del colegio Gran Colombia, en Quito, este 3 de septiembre del 2018. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
El primero de dos quimestres del año lectivo 2018- 2019, en la Sierra y Amazonía, empieza este 3 de septiembre del 2018, y terminará el viernes 15 de febrero, con los exámenes.
Hasta el próximo lunes 10 de septiembre se proyecta que 1 959 1331 estudiantes, el 75% de planteles fiscales, vuelvan a clases, luego de dos meses de vacaciones. El 25% restante asiste a establecimientos fiscomisionales, municipales y particulares.
Sol Saransig tiene 8 años y se prepara para volver a la Escuela Fiscal Carlos Aguilar, ubicada en el centro de Cumbayá. Cursará el cuarto de básica.
En el país rige el ingreso escalonado, para evitar caotizar la movilidad en un solo día, en las ciudades. Los primeros en regresar a las aulas son los alumnos de bachillerato (el lunes); siguen los de básica superior y los de primaria; los últimos son los niños de educación inicial (preescolares).
El miércoles, Sol ya volverá a ver a sus amigas. Las ha extrañado; también a sus profesores. En Sierra y Amazonía se registran 82 144 docentes, en
6 744 instituciones.
“Ya quiero tener clases de Educación Física y de Lengua”, contestó la niña, que contó que le gustaría que las actividades no empezaran tan temprano (en su caso a las 07:00, en planteles particulares hasta las 08:00). “Siempre que mi mami me levanta le pido que me deje dormir un poco más”.
En la Sierra Norte, en la Unidad Educativa Intercultural Bilingüe Chibuleo, al menos 870 estudiantes finalizaron el año lectivo anterior. Con los procesos de traslados y de inscripciones extraordinarias, las autoridades esperaban recibir a más alumnos.
Esta unidad del milenio recibe a chicos de diversas comunidades del sector y de las parroquias Pilahuín y Juan Benigno Vela. Los padres de familia y alumnos dicen que con la nueva infraestructura, el equipamiento y más maestros, la educación mejoró.
“Tenemos más profesores que nos enseñan y nos mandan a investigar. En las escuelas en donde estudiábamos antes casi no había equipos”, comenta Ana Barona, quien pasa a noveno.
El 3,7% de estudiantes asiste a unidades educativas del milenio (ver gráfico). En el país hay 100 de este tipo de centros, los primeros fueron inaugurados en el 2008. En construcción hay 38 más, para Los Ríos, Manabí, Santa Elena, Guayas, Esmeraldas, Imbabura y Pichincha.
Fander Falconí, ministro de Educación, considera importante contar con infraestructura y recursos educativos. Por eso, dice, hemos inaugurado 75 unidades desde el 24 de mayo. “Había procesos en marcha y otros estaban estancados”.
Pero el Ministro resalta que estudios internacionales y experiencias exitosas en el mundo demuestran que la educación mejora dentro del aula, con la interacción docente- estudiante. “Eso hemos aplicado este último año en el Ecuador”.
Entre otros temas, admite que detectaron vacíos de los docentes en temas metodológicos y didácticos, para atender la diversidad de ritmos, intereses y aprendizajes. Y en el manejo del llamado “clima de aula” (relaciones entre compañeros, conflictos, etc.).
¿Qué se ha hecho para mejorar? Una estrategia, resalta Falconí, es el Programa de Acompañamiento Pedagógico, desarrollado en 1 000 escuelas. Se centra en lectura y escritura.
‘Mentores’ asesoran a docentes de centros con bajo rendimiento académico y familias con rezago escolar, exclusión social y económica.
“Esa estrategia podría ayudar, aunque también hace falta mayor trabajo con los padres de familia”. Eso opina Mónica Morales, maestra de Lengua y Literatura del Bachillerato General e Internacional. Tiene 60 años y desde 1978 labora en el Colegio Fiscal Quito.
Ella obtuvo su título en Ciencias de la Educación en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Y cuenta que los maestros fiscales buscan la manera de formar a 46 alumnos por aula, con diferentes ritmos de aprendizaje. No se opone a las evaluaciones.
“Nuestra meta es que ingresen a la universidad, no solo que pasen de primero a segundo y de segundo a tercero de bachillerato”, señala. Para eso, repite, necesitamos más apoyo de los padres de familia.
Algunos hogares -anota- descuidan a sus hijos, no les marcan normas de conducta ni les incentivan para que lean y por eso su vocabulario es reducido. Eso los pone en desventaja cuando deben rendir el Ser Bachiller, por ejemplo.
En este último período mejoraron los resultados de ese examen, de acceso a la educación superior pública. En Sierra y Amazonía en el ciclo 2016- 2017, el promedio fue 7,64 sobre 10. Y en el 2017- 2018 subió a 7,8 . Pero buena parte de chicos acude a preuniversitarios.
En este año, los rectores recibirán un reporte con un semáforo ubicado en cada destreza evaluada. El rojo implica que deben mejorar en la formación de alumnos. Un pedagogo se encargará del seguimiento.
Nueva normativa
Las tareas escolares deben enviarse de modo dosificado. Se pide a los maestros evitar excesos y permitir que los alumnos descansen el fin de semana y feriados.
El peso de la mochila no debe superar el 10% del peso corporal de los estudiantes de básica. Y del 15%, de básica superior y del bachillerato (desde octavo año).
El uso de falda es opcional para las alumnas. Padres, estudiantes y autoridades deben llegar a acuerdos sobre si usar la misma tela de la prenda o llevar un jean.
El transporte escolar es un servicio opcional; el comité de padres podrá intervenir en el control. El acompañante debe ir en unidades de la básica y reportar novedades.