Este año Tueri recibió a un búho que logró sobrevivir, pero no pudo volver a caminar. Para ayudarlo, le fabricaron una hamaca que le permite estar de pie. Cortesía: Daniel Mideros / Photo Wildlife Tours
Los pesticidas utilizados para matar roedores se han convertido en una nueva amenaza para las aves rapaces de zonas urbanas y rurales del país. El desconocimiento y la utilización incorrecta del veneno para ratas están ocasionando que cada vez sean más frecuentes los casos de pájaros afectados por esta problemática.
Diego F. Cisneros-Heredia, director del Hospital de Fauna Silvestre Tueri de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), explica que el problema se atribuye a los químicos que se están utilizando. En el pasado, ya era conocido que los plaguicidas usados para evitar la presencia de insectos en áreas agrícolas afectaban a las rapaces. Cuando estas se comen a los insectos, los químicos ingresan a su organismo y eso puede conducir a estos animales a la muerte.
Ahora se han sumado los rodenticidas. Cisneros dice que muchas personas contratan compañías que utilizan cajas con veneno en su interior para matar a los roedores. Lo que sucede con estas es que, la mayoría de veces, la rata no muere en ese instante o en el interior de la caja y continúa su camino. Cuando sale, es cazada por un gavilán o un halcón y estos terminan envenenados.
Las rapaces son controladoras naturales de plagas y la reducción de sus poblaciones puede llevar a un desequilibrio en los ecosistemas. Cisneros recuerda el caso de un parque en Quito donde se realizó una desratización sin tomar en cuenta a las aves que residían allí. Cerca de nueve búhos y lechuzas perdieron la vida ocos días después de la colocación del veneno en la zona.
Carolina Sáenz, coordinadora médica de Tueri, explica que desde diciembre del 2018 hasta la actualidad han llegado 372 aves a este hospital de fauna silvestre. De estas, 116 eran rapaces y la mayoría llegó con algún tipo de traumatismo o debilitamiento.
Estos padecimientos están asociados con el consumo de veneno. Dependiendo de la cantidad de rodenticida que el ave ingiera, puede presentar problemas en el sistema nervioso que la van a debilitar y, como consecuencia, puede tener una caída.
Esto significa que las fracturas pueden ser una señal de que el ave ya está envenenada y perdió la coordinación. En otros casos, al caer al suelo se convierten en presa fácil para otros depredadores. Cuando consumen grandes cantidades de veneno, las aves mueren rápidamente debido a una hemorragia masiva.
En algunas ocasiones, las rapaces logran sobrevivir, pero los rodenticidas dejan secuelas. Este es el caso de un búho que llegó a Tueri y después de todos los tratamientos no logró recuperar su movilidad. En el centro se le fabricó una hamaca para que pueda pararse.
En otro momento, cuenta Sáenz, una persona llevó a tres halcones que cayeron en su terreno, después de que aplicó un programa de desratización en su predio. Una de las aves llegó muerta, la otra falleció en el hospital y la tercera pudo sobrevivir y ser liberada.
Eduardo Díaz, coordinador de investigación de Tueri, explica que la mayoría de veces se produce un “homicidio por imprudencia”. En el caso de los halcones, la persona que colocó el veneno en su terreno no sabía que ocasionaría la muerte de las aves.
Generalmente, las personas no relacionan que cuando ponen un veneno, este va a terminar en el organismo de las aves o, incluso, de los animales domésticos que se comen a una de estas rapaces. Díaz afirma que los estudios que se han realizado en el extranjero demuestran que el 65% de este tipo de aves que llegan a los centros médicos tienen rodenticidas en su organismo.
Los especialistas recomiendan utilizar trampas mecánicas que controlen la presencia de roedores, sin afectar a otros animales. Los mecanismos deben ser selectivos y se debe contar con el asesoramiento técnico adecuado, dice Díaz.
La afectación a las aves rapaces es un problema que ocurre en áreas urbanas y rurales, pero la mayor cantidad de víctimas por lo general proviene de la ciudad. Cisneros recomienda que en el caso de encontrar a una rapaz con estos síntomas, se comunique con Tueri a través de sus redes sociales. Este hospital se halla ubicado en Cumbayá, frente a la entrada principal de la USFQ.