La Inteligencia Artificial y el procesamiento de grandes cantidades de datos son actualmente una ayuda para reducir el fracaso educativo en el mundo.
En palabras simples, la Inteligencia Artificial es la simulación de procesos de inteligencia humana por parte de máquinas. Es decir, el aprendizaje (adquirir información y entender las reglas para su uso), el razonamiento (con esas reglas, llegar a conclusiones aproximadas o definitivas) y la autocorrección, explica en su portal de Computer Weekly.
La Inteligencia Artificial se amalgama con otros datos generados por los alumnos en su mismo proceso educativo, para ayudarlos y que así terminen sus estudios con éxito.
Este tipo de prácticas se llevan a cabo en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), de España, que ofrece posgrados 100% en línea para el Ecuador, con títulos reconocidos por la Senescyt.
Margarita Villegas, directora de Tecnología de la UNIR, explica que uno de los principales objetivos de esta institución es poner a los estudiantes en el centro de todo lo el proceso educativo, para que tengan éxito en su formación.
Por ello, como una de las principales estrategias, cada alumno tiene un tutor que le acompaña en el cumplimiento de sus actividades y en la comprensión de las materias.
Pero, además, en la UNIR han generado modelos algorítmicos basados en Inteligencia Artificial para que ayuden a estos tutores a hacer su trabajo.
En primer lugar, se ha desarrollado un portal para el tutor, donde aparece una serie de indicadores que les permiten hacer un seguimiento de todo lo que hacen los alumnos.
Es decir, cuántas veces han ingresado en una actividad; si se han conectado en tiempo real para ver una clase; si han participado en las clases o no; y si han suspendido o se han quedado en una asignatura.
Toda esa información les ayuda a generar automáticamente un cuadro de alarmas para que los tutores puedan ayudar a los estudiantes.
En un segundo paso, todos estos datos generados por el alumno se conjugan con procesos de Inteligencia Artificial, para hacer una predicción temprana y anticiparse a las necesidades del estudiante.
“A través de correlaciones podemos ver posibles escenarios de abandono, si un alumno tiene más posibilidades de tener un fracaso o no en alguna asignatura”, explica Villegas.
Pero en una tercera etapa, la aplicación de la Inteligencia Artificial puede interpretar las emociones de los alumnos a través de sus escritos, para entender si está en situaciones de estrés, angustia o de dolor, a fin de que el tutor le brinde apoyo.
“Con programación neurolingüística y la aplicación de Inteligencia Artificial recogemos esos estados emocionales y también generamos predicciones tempranas sobre los comportamientos. Al final, lo que buscamos son acciones inmediatas que permitan ayudar a los alumnos desde una sesión de coach, una llamada inmediata de un tutor, u otra solución a su problema”, dice.
Finalmente, se están haciendo pruebas piloto con las asignaturas de historia e informática, en las que bots les toman la lección a los alumnos como paso previo a la preparación de un examen, sin importar las diferencias y particularidades de razonamiento y expresión de lenguaje de cada estudiante.
El mercado global de la Inteligencia Artificial aplicada a la educación fue de USD 537 millones en 2018 y llegará a USD 3 683 millones en 2023, según Markets and Markets.