La aerolínea Delta Air Lines anunció ayer cambios de itinerario de algunos de sus vuelos transpolares entre Asia y Estados Unidos a causa de la mayor erupción solar desde 2005.
Los vuelos con destino a Hong Kong, Shanghai y Seúl adoptaron una ruta más hacia el sur desde el domingo, cuando inició la erupción solar, precisó Anthony Black, un portavoz de Delta Air Lines.
Esta previsión se realiza porque si bien es cierto que la Tierra tiene un campo magnético que protege el ingreso de partículas, la magnetosfera tiene líneas de campos abiertos. Entonces, regiones en altas latitudes (60 grados) pueden evidenciar radiación producida por las partículas solares, dijo ayer el director del Observatorio Astronómico de la Escuela Politécnica Nacional, Ericson López.
En el caso de que no lo hiciera, los aviones y los pasajeros administrarían una dosis de radiación mínina, la cual no produciría afectaciones directas en la salud y los seres humanos, añadió López.
El mayor impacto de las explosiones solares, como la del domingo, recae en los satélites que hay en el espacio. Andrea Borgazzi, experta en geofísica espacial, comentó a diario El Universal de México: “No hay que preocuparse tanto. El sol siempre tuvo esta actividad. Pero ahora somos más sensibles por la tecnología”.
“Somos dependientes, por lo que si alguna partícula golpea una parte del satélite de comunicaciones se podría arruinar la transmisión de datos”.
López señaló que las partículas y los vientos solares (electrones y protones que se mueven a altas velocidades) afectarían los aparatos electrónicos del espacio y destruirían los sensores de comunicación. Esta consecuencia, sí tendría un efecto directo en los seres humanos porque las personas se quedarían sin comunicación.
Las erupciones solares también pueden destruir las estaciones eléctricas a través del viento y las partículas que emiten. El incremento de carga estática del planeta produciría un sobrevoltaje en las estaciones que proveen de energía a las ciudades.
Los efectos de esta tormenta solar de clase M8, 7 (las hay A, B, C, M y X, letras a las que sigue un número del 1 al 9), siguieron notándose ayer, aunque no se esperan daños de consideración, pese a ser la más intensa desde 2005.
En los últimos siete días, las manchas solares 1401 y 1402 han desplegado una inusitada actividad. De hecho, han ocasionado hasta tres llamaradas solares, cada una más fuerte que la anterior. La primera alcanzó Venus el día 17 y, literalmente, le arrancó una pequeña parte de su atmósfera. Era de clase C6, es decir, mediana. La segunda, de clase M3, fue lanzada contra la Tierra y alcanzó el pasado fin de semana sin mayores consecuencias, ya que fue desviada por el “escudo natural” del planeta, la magnetosfera.
La de ayer, la más fuerte de las tres, ha sido de clase M8. López indicó que este evento espacial no traerá consecuencias graves en la humanidad porque esta ya lo ha vivido muchas veces.
Se prevé que el 2013 se llegue al ciclo máximo de actividad del astro. Este cálculo, dijo López, se ha logrado a partir de la curva de emisión del sol, que en los últimos dos años ha incrementado. Es decir, las emisiones de masa coronaria y el viento solar se vuelven más activas. López dijo que este suceso no será nada extraordinario.