La humanización de perros y gatos incluye la vestimenta, cambios en su
alimentación y tratamientos estéticos. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Perros con uñas pintadas, otros con vestidos y, en ocasiones especiales, incluso, disfrazados. Estas son imágenes que no pertenecen a la ciencia ficción. Los spa caninos, las tiendas de ropa para mascotas y las pastelerías exclusivas para animales son una muestra del crecimiento que ha experimentado el mercado para mascotas.
En Brasil, por ejemplo, son más los hogares que tienen una mascota que aquellos que tienen hijos. Y en Ecuador, la realidad no es muy distinta. Según una encuesta realizada por la veterinaria Karina Pisco y Urbanimal a 200 personas en el país, el 65 % de los hogares opta por tener hasta tres mascotas, cifra que iguala al número promedio de hijos por hogar, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).
La humanización de las mascotas juega un papel importante en el crecimiento de este mercado, explica la socióloga Natalia Sierra. El cambio en la estructura de la ciudad ha llevado a que las personas tengan una convivencia más cercana con sus animales, al vivir en departamentos. Además, la oferta actual alimenta esta concepción de considerar a los animales como un miembro más de la familia.
Ana Camila, Franchesco Toti y Daniela Emiliana son los tres “bebés” de Jimena Jácome. Aunque al escuchar sus nombres se podría pensar que son tres niños, en realidad son sus hijos de raza pekinés. Ellos duermen con Jimena, van a la “escuelita” los domingos y se alimentan tres veces por día. Incluso fueron parte de su corte el día de su matrimonio. Camila se vistió de novia, Franchesco con un frack y Daniela fue la dama de amor.
Inspirada en la experiencia con sus perros, Jácome ahora tiene un spa donde consiente a otras mascotas. Ofrece manicura con ‘animal print’, baños de espuma y tiene una boutique con diferentes accesorios.
Para Sierra, en la actualidad las parejas jóvenes ya no buscan tener descendencia pero persiste la necesidad ‘biosocial’ de tener un hijo, la cual reemplazan con una mascota para establecer una relación de afecto y responsabilidad. Las personas que viven solas y los ancianos también generan este vínculo al estar, muchas veces, alejados de su comunidad.
Ese es el caso de Leonor Ramos, quien vive con sus hijas y su nieta. A ellas se suma Muñeca, su compañera inseparable. Juntas ven las novelas y se sientan a la mesa a tomar el café. La chihuahua de 10 años se ha convertido en su protectora.
Para Byron Paredes, especialista en comportamiento canino, la humanización de las mascotas podría conllevar a desequilibrios emocionales y a la pérdida de los instintos primarios. Al no tener disciplina, se pueden generar problemas de carácter, agresividad, miedo y nerviosismo. Por eso, es importante fomentar la sociabilización, tanto con otras mascotas, como con seres humanos.
Además, la comida no debe estar siempre a disposición del animal y, a diferencia de los humanos, no necesitan baños diarios. Según los especialistas, es importante entender que los animales no son inferiores, pero deben ser respetados, entendiendo que son distintos.