Los talleres incentivan la interacción de los perros a través del juego, también aprenden a usar el collar durante los paseos. Foto: María Isabel Valarezo/ EL COMERCIO.
Antes de convertirse en mascotas, los perros rescatados fueron víctimas de maltrato, abandono o de un cambio constante de hogar. Estas experiencias muchas veces se reflejan en su comportamiento y moldean su carácter. Es por eso que existen técnicas de adiestramiento y socialización para fomentar una adecuada convivencia.
El taller Cierra el círculo, crea el vínculo, que se imparte en la Aldea Canina, está destinado a promover la interacción de los rescatados con sus dueños y con otros de su especie que han pasado por la misma situación. José Hernández, gerente comercial de la Aldea Canina, explica que la labor no está solamente en adoptar a la mascota, sino en cerrar todo el círculo. Esto significa lograr que se sienta feliz y cómodo en su nuevo hogar.
Al inicio de las clases todos los perros dejan sus correas y empiezan a interactuar en un mismo espacio, mientras sus dueños los observan. La intención es que el animal se relacione libremente con otros canes, y que los dueños dejen de pensar que su mascota puede ser lastimada o lastimará a otros.
En la segunda parte del taller, los propietarios reciben indicaciones de adiestramiento básico. Enseñan a sus perros a atender a sus llamados, a sentarse y a caminar adecuadamente, sin jalar de la correa.
Para Hernández, no existe un perro que no pueda ser educado, lo importante es reconocer su personalidad para aplicar la técnica de adiestramiento que se adapte a sus necesidades.
Candy, por ejemplo, era una perra que, al haber pasado por cuatro fundaciones, se convirtió en un animal territorial y dominante. Esta actitud dificultaba darla en adopción. Al finalizar el mes, que dura el taller, Candy pudo ser adoptada y ahora está feliz con sus nuevos dueños.
Dentro de los perros rescatados existen dos tipos que se deben identificar para poder empezar con el proceso educativo. Con los canes que fueron abandonados, pero ya estaban acostumbrados a un hogar, es más sencillo que puedan adaptarse nuevamente a vivir con una familia. Por otro lado, cuando el animal ha pasado toda su vida en la calle, es más complicado que se acople a un espacio cerrado.
Roberto Vega, educador y psicólogo canino en Dog Sweet Home, explica que los perros están acostumbrados a tener cuadras enteras para caminar diariamente. Si el cambio de espacios es muy brusco afectará su personalidad. Es por eso que deben realizar caminatas de una hora, por diferentes zonas, para que el perro sienta que no le han privado de su libertad y, a través del paseo, se empiece a formar el vínculo.
Es necesario que quienes tomen la decisión de adoptar a un rescatado estén conscientes de la “enorme responsabilidad” que tendrán a su cargo y entiendan sus necesidades para evitar que sean abandonados nuevamente, sostiene Vega. Los talleres también se imparten a rescatistas independientes, fundaciones de protección animal y a quienes deseen tener una relación más cercana con su mascota.