Cuando se enteró que volvería a la escuela, Raffaela se puso feliz. Pero cuando se queda en la institución le dice a su mamá que le da miedo. “Es porque lleva mucho tiempo sin relacionarse con otros niños”, dice Katherine Pillajo, madre de la niña de 8 años.
Ella está en un plantel particular. Pero Valeria, en cambio, no ha podido volver a las aulas de su centro fiscal. Su mamá, Rita Suárez, nota que su hija no ha logrado hacer cosas que, a sus 7 años, los niños ya manejan. “Tengo miedo de que no aprenda a leer y escribir bien”.
Las clases presenciales continúan siendo voluntarias para los estudiantes desde inicial hasta séptimo grado. Esto, pese a que los aprendizajes de los primeros niveles son claves para el desarrollo académico y emocional.
Los años escolares son etapas en las que se crean importantes hábitos y estructuras disciplinarias de organización de pensamiento, de disciplina en cuestión de concentración o sobre cómo se manejan los tiempos de estudio, explica la pedagoga Claudia Tobar.
Cada día que los niños en etapa escolar no asisten se atrasan en desarrollar estas importantes destrezas, indica. Además, hay serios retrocesos en las que ya alcanzaron y esto les impide adaptarse después a los sistemas escolares.
El Ministerio de Educación implementó un programa de nivelación frente a las pérdidas de aprendizajes en la pandemia. Para eso, tomó como referencia datos previos que muestran, según la Cartera y organismos internacionales como Unicef, que se habrían agravado con las clases virtuales. Por ejemplo, según la evaluación Ser Estudiante 2016-2018, en las áreas urbana y rural, el dominio matemático es insatisfactorio.
Por otro lado, el Banco Mundial concluyó en 2018 que Ecuador presenta el 62,8% en el indicador de pobreza de aprendizaje. Significa que los niños no han alcanzado la destreza mínima de lectura. Es decir, son incapaces de leer y comprender un texto simple.
Estos resultados se reafirman en la evaluación PISA-D, 2018: en Ecuador, el 49% de los estudiantes alcanzó el nivel mínimo de competencia en lectura; y el 29%, en matemáticas.
Al retornar a las aulas con una parte de sus estudiantes de quinto de básica, la maestra fiscal Marcela Herrera se dio cuenta de que sus estudiantes no estaban aprendiendo en las clases virtuales como parecía. “Había alguien detrás que les daba haciendo todo, al menos en un 80% de casos”.
Ya en el aula, también vio que la escritura es de niños de tercero. Eso le dificulta avanzar en otras asignaturas, como ciencias naturales y sociales, asegura.
La especialista Tobar sostiene que en la primaria los niños solidifican bases aritméticas y de escritura, que son las más importantes para toda su futura escolarización.
Pero, además, están las famosas destrezas blandas, aquellas emocionales, que son tan importantes para que los estudiantes puedan conectar todos los aprendizajes con el mundo real.
A través de la cámara de su computadora, María Elena Calvopiña, maestra de cuarto de básica, veía que los niños estaban ‘anulados’. Cuenta que al recibir clases junto a sus hijos, eran los padres los que contestaban las preguntas. “A los niños les daba miedo responder algo mal”.
La semana pasada, la maestra volvió a ver a sus alumnos en los Puntos de Reencuentro; en poco tiempo notó las falencias en lectura comprensiva y escritura.
La última resolución del COE Nacional dice que desde el 14 de marzo las clases serán presenciales en todos los niveles, en el régimen Sierra-Amazonía. Mientras tanto, Educación seguirá revisando Planes de Continuidad (PICE).