El retorno a la presencialidad ha evidenciado falencias académicas en los estudiantes, sobre todo en edades tempranas. Tras casi 15 días en las aulas, docentes y personal educativo consideran que las mayores debilidades de los alumnos están en las áreas de lectoescritura y cálculo.
Para subsanarlas, es necesario que los padres intervengan una vez más en el refuerzo de la educación que reciben en el centro de estudios. A seis meses de que termine el año lectivo en el régimen Sierra-Amazonía, para la doctora Lizeth Collaguazo, psicóloga clínica que trabaja en una escuela en el sector de Caupicho (sur de Quito), lo importante es que los estudiantes reaprendan los hábitos de estudio.
Los horarios para estudiar y hacer tareas se modificaron tras dos años en la virtualidad. En el ámbito fiscal se tenían horas específicas para que los estudiantes estuvieran frente a las pantallas. El tema se manifiesta en detalles pequeños como la rutina diaria de las mañanas. Mateo, de 8 años, está en cuarto año de educación básica en una escuela del suroriente de Quito y tiene dificultades para llegar a tiempo. Es algo que no le pasaba, explica su madre Anabella Aguirre S., que lo lleva a diario.
“Si bien a los niños les cuesta madrugar, había cosas que mi hijo ya hacía más rápido en las mañanas para ir al colegio, como vestirse y desayunar, pero eso ha cambiado, explica. Aguirre considera que Mateo también se ha olvidado algunas cosas, pero sobre todo, dice, es menos ágil mentalmente.
La preparación
En el tema académico, la doctora Collaguazo recomienda fomentar el hábito de la lectura en el hogar a través de fábulas que tengan dibujos, colores y formas, también con audiolibros. Tras la lectura o escucha de una historia corta, es necesario hacer preguntas acerca del tema para ver el nivel de comprensión.
Sugiere utilizar materiales de la casa. Por ejemplo, tomar una flor del jardín e indicarle al niño las partes y los colores. De ahí es posible recurrir a la asociación con preguntas como qué otros elementos que encuentra en su hogar tienen ese mismo tono.
En el área de cálculo también se recomienda usar material concreto. Se puede enseñarles a contar con objetos similares: ¿cuántas manzanas, cuántos vasos, etc.? y que resuelvan problemas como pedirles que traigan dos por dos vasos para practicar las tablas de multiplicar.
La especialista no descarta el uso de las TIC en el refuerzo de la educación, pero con la condición de que primero desarrollen atención, análisis y memoria.
La madre de Mateo confirma tras conversaciones con otros padres de familia, que los compañeros de su hijo también presentan problemas en temas que ya sabía. “Estamos preocupadas porque en casa sí han aprendido cosas, pero parece que no suficientes y más que todo es como que deben ver el contenido de años atrás otra vez”.
Viviana Hualca Herrera, directora académica de Ilvem, un centro de actividades complementarias para estudiantes, señala que se necesita una estimulación más kinestésica, es decir, basada en las experiencias del propio cuerpo, en sus sensaciones y sus movimientos que la virtualidad ha impedido en el caso de los más pequeños. También encuentra la probabilidad de que los estudiantes estén emocionalmente desmotivados y si el interés no es el adecuado, existirán debilidades.
Collaguazo dice que “un niño triste no aprende”. Por esa razón, el complemento de la educación en el hogar debe recurrir a lo lúdico. Algo sencillo podría ser utilizar fideos de letras para motivar el aprendizaje del lenguaje. Con estos elementos se pueden armar tarjetas para identificar mayúsculas, minúsculas, vocales y consonantes. En las matemáticas, Hualca señala que hay falencias en el reconocimiento de los números en alumnos.
El tema psicológico
La psicóloga Karla Sánchez, encargada del área de Psicopedagogía de Ilvem, explica que las destrezas básicas de los estudiantes no están yendo acorde con las competencias curriculares que deberían tener para su edad y que antes de la pandemia ya las tenían desarrolladas. Coincide en que si se busca reforzar el tema desde casa, se debe partir del juego con los niños.
Enfatiza en la importancia de readquirir hábitos de estudio, pero también en potenciar la autoestima de los hijos con mensajes positivos y evitando el castigo físico y psicológico cuando no puedan realizar algo. Es necesario también incentivar la independencia académica y que los padres sean una “neurona espejo”, es decir, un ejemplo.
La doctora Collaguazo recomienda evaluar los resultados de las tareas en casa siempre en positivo aun cuando el niño haya fallado. Si se equivoca, debe saber que la próxima vez podrá hacerlo mejor. Sin embargo, sí identifica un desgaste en los padres.