El vínculo entre una madre y su hijo es especial mientras crece en su vientre. Científicos consideran que esta conexión podría ser aun más estrecha de lo que se pensaba al descubrir que las células del embrión recorren el cuerpo de la gestante ayudando a reparar los tejidos y órganos dañados, especialmente en los casos de infarto cardíaco.
Investigadores del Mount Sinai School of Medicine, en Nueva York, Estados Unidos, realizaron un experimento para comprobar esta teoría con dos grupos de ratones. El primero estaba formado por ejemplares normales, mientras que a los del segundo grupo se les modificó genéticamente para que sus células sean visible a través de una proteína fluorescente verden (GFP por sus siglas en inglés). Esta sustancia es producida por una medusa y se usa como agente de contraste en biología molecular.
Durante el estudio, los machos que tenían GFP se aparearon con hembras normales, logrando que al menos la mitad de los fetos heredaran la capacidad de teñir sus células con el GFP. Al trascurrir 12 días de gestación, se indujo a algunas hembras preñadas a un infarto cardíaco y lograron sobrevivir. Dos semanas después de ese episodio, los científicos analizaron el tejido cardíaco de todas las hembras y encontraron una presencia mucho mayor de células teñidas en aquellas que habían sido inducidas al infarto. La respuesta a este fenómeno, de acuerdo a los científicos, es que las células fetales acudieron en auxilio de la madre.
Extrapolando esta experiencia con animales hacia los embarazos humanos, los médicos ya habían notado que dentro del universo de pacientes que sufrían de algún mal cardíaco, el grupo de mujeres gestantes y que recién habían dado a luz presentaba una recuperación mucho más acelerada y notoria.
Así, el estudio sugiere que, en los humanos, las células fetales también podrían dirigirse hacia el corazón de la madre y cumplir funciones reparadoras, tal y como sucede con los ratones, animales con procesos biológicos muy similares a los humanos.
Investigaciones previas dan cuenta del caso de dos mujeres que recién habían dado a luz, en las que se hallaron células madre embrionales tras complicaciones cardíacas.
Además, un estudio in vitro a cargo de los mismos investigadores demostró que este tipo de células superaba el trabajo regenerativo que las mismas células madre realizaban con los tejidos del corazón. La investigación aún está en una etapa primaria, por lo que no es considerada determinante y se requerirán de más estudios.
Por ahora, los especialistas se enfocarán en seguir indagando en la capacidad de las células fetales embrionales para detectar cualquier órgano afectado y acudir exclusivamente hacia él, y no a otros en buen estado.
- CEREBROS FEMENINOS RECIBEN CÉLULAS MASCULINAS
La placenta funciona como el principal vehículo que transmite datos entre el embrión y la gestante: encargada de transmitir datos genéticos y proteínas para la criatura.
Basándose en este tipo de conducción, un estudio publicado en PLOS ONE demostró que, contrariamente a lo que se piensa, las células de otro genero podrían encontrarse en un organismo. Específicamente, la investigación se refiere a las mujeres, pues se encontró que cromosomas masculinos Y habitaban en su cerebro durante largos períodos.
El punto más resaltante de este ensayo fue que se encontró una menor cantidad de estos cromosomas en mujeres con Alzheimer, lo que podría significar que su presencia esté relacionada a la buena salud cerebral. Además, este tipo de cromosomas también fue hallado en la sangre de la madre.
Por otro lado, el estudio sugiere que, en caso de haber gemelos en el útero, estos también podrían intercambiar células e, incluso, las que hayan quedado en el cuerpo de la madre después de un antiguo embarazo pueden ser luego transferidas a la criatura, ya que permanecen por décadas en el cuerpo.