Uno de los mayores desafíos para que el Ecuador cuente con un Sistema Nacional de Cuidados Paliativos es la inversión económica que demanda. Para que este servicio sea accesible y asequible, especialmente para personas de bajos recursos, el Ministerio de Finanzas y otras entidades del Estado deberán garantizar los recursos necesarios en todos los niveles de atención.
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Esta es una de las premisas que tendrá que tomar en cuenta el Ejecutivo para vetar parcial o totalmente el proyecto de ley de cuidados paliativos. El documento, aprobado por la Asamblea en octubre del 2024, da 200 días al ente rector de salud para reorganizar sus presupuestos.
La presión por servicios de cuidados paliativos es cada vez mayor por la creciente prevalencia de enfermedades no transmisibles y el acelerado envejecimiento. En el Censo de 2022 se constató que la mayoría de provincias (15) está por debajo del nivel de reemplazo necesario para mantener la población estable o que no decrezca. Para esto se requiere 2,1 hijos por mujer.
Una cobertura nacional limitada
Con esta legislación se busca garantizar atención integral a personas con enfermedades avanzadas, progresivas e incurables, que sufren de manera intensa y tienen un pronóstico de vida limitado. Actualmente el acceso a estos cuidados es limitado. La asambleísta Cecilia Herrera explica que la cobertura es de 3,5% con 78 equipos. Esto representa 4,6 recursos asistenciales por millón de habitantes.
Frente a esto se propone la complementariedad de servicios públicos y privados, permitiendo derivaciones entre ambos en zonas urbanas y rurales, según las necesidades. También se establece que los centros de salud del primer nivel cuenten con profesionales capacitados. Pero todo esto requiere de fondos disponibles para garantizar la permanencia y continuidad de los cuidados.
Según un informe de la Comisión Lancet, 4,85 de cada 1 000 habitantes en Ecuador sufren gravemente por enfermedades agudas o crónicas. Otro dato: la distribución de morfina es insuficiente, con solo 2,5 mg por habitante. Esto indica que la media de morfina administrada a los pacientes para un tratamiento referencial de 90 días fue de 41,7 kg, frente a los 48 kg requeridos durante el 2020.
Estas cifras resaltan la urgencia de contar con una legislación que viabilice la atención paliativa adecuada. Frente a esta necesidad, EL COMERCIO consultó a Gabriela Píriz, jefa de Servicio de Medicina Paliativa del Hospital Maciel de Uruguay y a Alfredo Rodríguez, director médico del Hospice Clínica Familia de Chile para conocer cómo se implementan los cuidados paliativos en estos países.
Chile extendió los cuidados paliativos a 247 de 300 comunas
En Chile, los cuidados paliativos empezaron en la década de 1990 con un programa para pacientes con cáncer. En 2005, la Ley GES (Garantías Explícitas en Salud) garantizó acceso a cuidados paliativos y alivio del dolor para pacientes con cáncer avanzado. La ley se amplió a todas las etapas del cáncer, en 2016.
En 2021 se aprobó la Ley de Cuidados Paliativos Universales, que incluyó a pacientes con enfermedades no oncológicas (crónicas y neurodegenerativas). En 2023 comenzó su implementación a nivel nacional.
Para asegurar el acceso en todo el país, Chile cubre los cuidados paliativos en servicios públicos y privados, con énfasis en las zonas rurales. La Ley GES asegura que los pacientes con cáncer avanzado reciban atención dentro de cinco días hábiles, luego de su derivación. Además, la ley de cuidados paliativos universales prioriza la atención primaria de salud, que cubre más del 80% de la población.
Una fortaleza del sistema, según Alfredo Rodríguez, especialista en medicina paliativa, es la descentralización, con unidades de cuidados paliativos en hospitales y centros de atención primaria. Des esta manera-añade- 247 de las 350 comunas están cubiertos y tienen acceso a medicamentos esenciales. Sin embargo cree que todavía hay desafíos en la formación de pregrado, falta una evaluación de la calidad de los servicios y que se amplíe la atención de los hospicios.
En cuanto a la capacitación de los profesionales sanitarios, el Ministerio de Salud lo hace mediante plataformas digitales y programas continuos. Universidades como la Católica ofrecen diplomados y programas específicos en cuidados paliativos para médicos, enfermeras y psicólogos. Las enfermeras, que tienen un rol clave, participan en programas avanzados de formación en esta área.
Uruguay pasó de una cobertura del 18% al 74,9% en 11 años
Los cuidados paliativos en Uruguay comenzaron a desarrollarse con la creación del Plan Nacional de Cuidados Paliativos en 2012, liderado por el Ministerio de Salud Pública (MSP). Gabriela Píriz, especialista en cuidados paliativos lo gestionó desde el inicio hasta febrero del 2020.
Inicialmente, 18 de cada 100 pacientes que necesitaban este servicio recibían atención. Desde entonces hasta el 2023, la cobertura ha escalado a 74,9%. Se cuenta con 29 servicios de asistencia pediátrica y 73 servicios para adultos. Dentro de este último grupo con patologías no oncológicas se ha constatado que el 47% presentan demencias y enfermedades cardiovasculares.
Hay que destacar que en este país, la Ley Integral de Cuidados Paliativos (20179/023) recién se aprueba en agosto del 2023, tras un largo recorrido y logros alcanzados con el plan.
El plan promueve la creación de una red de asistencia paliativa nacional con distintos niveles de atención, asegurando cobertura y continuidad asistencial. Además, se prioriza la formación básica en cuidados paliativos. Más de 10 mil profesionales de la salud han participado en cursos virtuales gratuitos del Programa de Cuidados Paliativos del MSP, entre 2021-2024. Las zonas rurales son cubiertas asistencialmente por médicos locales que trabajan en red con los equipos de especialistas.
La capacitación de los profesionales-añade Píriz- se realiza a través de una diplomatura, dos másteres, y cursos especializados, como las Clínicas ECHO, que permiten la discusión virtual de casos complejos.
Las fortalezas del sistema, según Píriz, es la integración en el Sistema Nacional Integrado de Salud, la obligatoriedad de los cuidados paliativos como prestación. Están conscientes de que los cuidados paliativos no es algo adicional ni optativo. Tienen que ser dispensados en paralelo con los tratamientos y estar adaptados a las crecientes necesidades físicas, psicosociales y espirituales de los pacientes y familias. Esto a medida que la enfermedad progresa hacia la fase terminal.
Lecciones que dejan ambos países para Ecuador
- Garantizar que los pacientes en todas las zonas del país, incluyendo las rurales, tengan acceso a este servicio y a los fármacos necesarios para el alivio del dolor y otros síntomas.
- Implementar cuidados paliativos no solo en hospitales, sino en centros de atención primaria, lo que facilita el acceso en zonas rurales y más alejadas de los centros urbanos.
- La formación de los profesionales de la salud debe ser integral y continua, con un enfoque práctico y especializado. Debe incluirse desde el nivel de pregrado.
- Implementar políticas que fomenten los cuidados paliativos domiciliarios, especialmente en áreas rurales y de difícil acceso, para garantizar la continuidad de la atención.
- Establecer un plan de gestión nacional que involucre a todos los prestadores de salud, con diagnósticos y evaluación periódicos de la situación y mejora continua del sistema.