Ana María Guacho presidió una ceremonia para recibir el nuevo año andino en el cerro Sagrada Loma, en San Luis. Foto: Cristina Márquez / EL COMERCIO.
A las 16:59 del jueves 21 de marzo del 2019 se inició un nuevo ciclo, según el calendario andino. En Chimborazo los puruhaes recibieron el nuevo año con ceremonias y rituales.
El Mushuk Nina, un término kichwa que significa fuego nuevo, es un ritual que solo se realiza el 21 de marzo de cada año, cuando el sol está a la menor distancia de la tierra. Ese suceso astronómico marca el inicio de la nueva temporada.
En Chimborazo se realizaron simultáneamente varias ceremonias para agradecer por la vida y celebrar el nuevo ciclo. Los rituales se hicieron en Pucaratambo, San Luis, San Juan y otros cuatro sitios que se consideran sagrados, ya que según los yachaks tienen una energía especial y fueron espacios de adoración en el pasado.
El ritual consiste en atar simbólicamente al sol (Inti Watana). “El sol es un elemento importante para la cosmovisión andina, nos da energía y vida, este acontecimiento es tan significativo que marca el inicio de un nuevo tiempo”, explica José Parco, investigador indígena de Chimborazo.
La ceremonia del Mushuk Nina se celebra en varias fases. Empieza con un temascal, los participantes también reciben un baño de florecimiento y purificación, y concluye con una ofrenda a la tierra.
El sábado pasado Ana María Guacho, una yachak de Chimborazo, presidió una ceremonia de Mushuk Nina. La ceremonia se realizó en un sitio conocido como Sagrada Doña Loma, debido a su ubicación especial en medio de montañas y sobre un sitio arqueológico que en la antigüedad posiblemente fue un templo.
Allí funciona la plaza ceremonial y un espacio de turismo comunitario de la Asociación Guamán Poma, integrada por 28 socios. Ellos ofrecen ceremonias, limpias, masajes…
“Esta es una ocasión muy especial. Un tiempo para compartir, para agradecer al dador de vida por lo que tenemos, por lo que nos da”, dijo la yachak, de 71 años.
Ella encendió en el centro de un círculo trazado con piedras, una fogata que simboliza la energía del sol . En el círculo también había cuatro entradas situadas en dirección a los cuatro puntos cardinales, y cada una representaba también un elemento sagrado como agua, aire, tierra y fuego.
Los integrantes de esa asociación empezaron a prepararse para recibir el nuevo ciclo desde el jueves pasado. Ellos realizaron una ceremonia en el temascal, que se considera un renacimiento.
“Es una ceremonia para purificar y volver a nacer”, explica Guacho. El ritual se hace con piedras volcánicas encendidas al rojo vivo, en el interior de un domo hecho con lodo y paja.
Los yachaks colocan las piedras encendidas y varias plantas medicinales y el efecto es similar al de un sauna. Según ellos, esto purifica el cuerpo y la mente, y prepara a las personas para recibir el nuevo ciclo con un equilibrio de energías.
La ceremonia concluyó con una pamba mesa (comida comunitaria). “Todos los asistentes llevan algo para compartir y es el momento más ameno de la experiencia, todos podemos compartir los sentimientos e impresiones”, dijo Luis Terán, Yaya Carnaval de Chimborazo.
En la mesa comunitaria que se tendió en el suelo había frutas y alimentos andinos como mellocos, maíz y capulí. Una parte se reservó para la ofrenda a la tierra.
“Escogemos la mejor parte de la comida y tomamos un poco de cada plato y la devolvemos a la tierra. Lo hacemos para agradecer por la cosecha y para tener más alimentos el nuevo ciclo”, indicó Guacho.