Las procesiones en alta mar o en los ríos son habituales en las comunas afro. Foto: Archivo / EL COMERCIO
La población afroesmeraldeña ha crecido con sus creencias religiosas. En las poblaciones del norte de la provincia de Esmeraldas, la devoción se expresa en las misas y procesiones acompañadas del sonido que emiten el bombo, las maracas y el guasá.
Esta es la temática del libro denominado ‘El Santoral católico afroecuatoriano’, del antropólogo John Antón Sánchez y de su equipo: Juan García Salazar, Miguel Rivera Fellnher y Darwin Valencia.
La obra fue recientemente publicada por la Universidad Luis Vargas Torres de Esmeraldas y la Editorial Abya Yala, gracias a un convenio a favor de la difusión de la cultura afro de la provincia.
El libro tiene más de 50 crónicas que narran cómo los fiesteros, priostes o devotos afroecuatorianos conjugan la adoración a los santos católicos con sus tradiciones afro y la memoria africana.
Además, posee un centenar de fotografías de carácter etnográfico.
Esta es una actualización de una investigación sobre la cultura popular religiosa financiada en el 2011 por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador. El año pasado, esta entidad cedió los derechos de publicación de uno de los productos a la universidad de Esmeraldas.
Las fiestas ‘afrocatólicas’ se celebran durante todo el año, de acuerdo con el calendario gregoriano, y por lo general ocurren en la víspera o la noche anterior al día del santo.
San Antonio, la Virgen del Carmen, San Francisco, San Martín de Porres, la Virgen del Rosario o de las Mercedes son las imágenes más veneradas a lo largo de los territorios ancestrales de Esmeraldas y en el valle del Chota, en la Sierra.
Eulalia Palacios es una cantora de arrullos y chigualos que conserva la tradición de celebrar a San Antonio, la Virgen del Carmen y a San Gregorio. En su casa hay un lugar especial para la alabanza religiosa, hasta donde acuden los norteños que habitan en la ciudad.
Durante los tributos a los santos realizan una romería con candiles de guadúa y recorren las calles del barrio Nueva Esperanza, en la ciudad de Esmeraldas, cantando arrullos. Quienes más participan en esta devoción son mujeres de entre 50 y 65 años, acompañadas de sus familiares.
La demostración de fe a los santos es precisamente una de las características más sobresalientes de la identidad cultural afro. En estos ritos se observan las tradiciones más ancestrales, no solo en las misas sino en las balseadas (en balsas) en los ríos y en el mar.
Según John Antón, tanto en las comunidades afroecuatorianas de Esmeraldas como las del Chota, las creencias religiosas tienen huellas africanas. “La relación entre los santos y las personas es muy especial. Para los afroesmeraldeños, los santos están vivos, aunque son seres divinos hacen tratos con los humanos”, explica el autor.
Por eso, cualquier promesa (a la que los afros llaman manda), petición o como agradecimiento de un milagro tiene que cumplirse y responderse, pues “los santos son muy celosos”, afirma Antón.
En el Pacífico colombo-ecuatoriano, las comunidades afros no poseen sistemas religiosos más estructurados como en Cuba, Brasil o Haití.
Por ello, en el libro se denuncia que en la modernidad las fiestas más antiguas se han ido perdiendo de a poco. En esa realidad han influido, la migración, la llegada de los monocultivos de la palma africana, camaroneras y la minería a territorio afro.
Para el antropólogo Adison Güisamano, el libro de Antón Sánchez aporta con el conocimiento de las tradiciones de los pueblos del Chota y Esmeraldas, porque registra la forma de celebración con un enfoque amplio de esos guardianes de la tradición.
Entre las festividades del santoral católicas que se mencionan están las fiestas de la Virgen del Carmen, que se celebran con arrullos entre el 15 y 16 de julio en las casas de los fiesteros, en comunidades de Muisne, Colón Eloy, y otras.
Otra de las celebraciones narradas es el Día de San Juan, que se realiza con un baño colectivo en el río, cada 24 de junio, temprano en la mañana en los ríos de poblaciones como Maldonado y Colón Eloy. También está la famosa fiesta a San Martín de Porres, que se recuerda cada 3 de noviembre en Canchimalero.
Pero una de las protagonistas es la fiesta de San Antonio, que se celebra con arrullos en la comunidad de San Antonio, en el Estero de María, en la poblaciones de Wimbí-Wimbicito.