El proyecto incluye la creación de un archivo on line hasta finales del 2018. Fotos: Archivo / EL COMERCIO
De Emilia Ribadeneira se sabe que fue, probablemente, la primera mujer en dedicarse al grabado de forma profesional en el país. Que su trabajo artístico incluía obras en acero, marfil, madera y bajo y alto relieve, y que hasta la fecha se habían encontrado 41 grabados de su autoría, entre ellos sellos, tarjetas, monogramas, rúbricas, estampas y retratos.
Lo que no se sabía, hasta hace unos meses, es que cuatro de sus placas de grabado formaban parte de la reserva de los museos de Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), y que su existencia había pasado inadvertida porque el nombre que constaba en el archivo técnico era el de una persona que no existe, Emilio Ribadeneira.
Los artistas Tania Lombeida y Gary Vera descubrieron que las placas de grabado pertenecían a Emilia Ribadeneira. Su hallazgo formó parte de la investigación que realizaron para ‘Archivas & Documentas. Mujeres Arte Visualidades en Ecuador’, un proyecto con el que ganaron los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio de Ecuador, en el 2016.
Lombeida explica que ‘Archivas & Documentas’ nació con el objetivo de crear un archivo on line de mujeres artistas en el país, desde el siglo XVIII hasta la actualidad. “La idea de esta plataforma -dice- es que se muestre el aporte que las mujeres han hecho a la historia del arte local”.
Durante el año que duró la investigación descubrieron que el caso de Ribadeneira no era un episodio aislado. En la CCE también encontraron una obra de Araceli Gilbert que había caído en el olvido por un proceso de restauración que empezó, en los años noventa, y que nunca había concluido. La obra es una copia original de ‘Formas en Equilibrio’, una pieza que también está en la reserva de esta institución.
Este mapeo de las mujeres en la historia del arte local también sirvió para confirmar que desde el siglo XVIII la presencia de las mujeres, en muchos casos, estuvo subordinada al ámbito doméstico y a la figura de un hombre (padre, hermano, esposo).
Ahí están artistas como Isabel de Santiago, Estefanía Dávalos, Magdalena Dávalos, Brigida Salas, Eufemia Berrio, Blanca Villafuerte, María Pinto, Raquel Pinto, Josefina Pinto y Matilde Farfán.
Borrar a las mujeres de la historia del arte local es una práctica que también se ha ejercido desde los espacios institucionales.
Según la investigación realizada en ‘Archivas y Documentas’ solo el 0,10 por ciento de las obras que son parte de las reservas del Ministerio de Cultura y Patrimonio y de la CCE son de mujeres.
Estas prácticas de invisibilización se extendieron a movimientos como el Indigenismo, donde el trabajo de artistas como Germania Paz y Miño fue colocado en segundo plano.
La investigación de Lombeida y Vera incluyó la desclasificación, clasificación y digitalización de documentos que estaban en otros espacios como la Biblioteca del Ministerio de Cultura y Patrimonio, la Biblioteca del Centro Cultural Metropolitano, la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, el Fondo Araceli Gilbert, el Fondo Jacinto Jijón y Caamaño, el Museo Monasterio El Carmen Alto, y la Pinacoteca de la CCE-Núcleo del Guayas.
Otro de los aportes de esta investigación es que, a través del archivo digital que esperan tener listo para finales de año, se podrá contar con datos de las mujeres artistas (a través de una línea histórica), que son parte de colecciones de arte, de las mujeres que han participado en salones nacionales de arte y quienes han sido premiadas, y de las mujeres que han participado en salones femeninos de arte.
Acriterio de Vera, la investigación realizada en ‘Archivas y Documentas’ y la creación del archivo on line, que incluirá una biblioteca con revistas, ensayos, catálogos e invitaciones a exposiciones, ayudará a reivindicar el trabajo de muchas mujeres artistas, y a que la gente deje de ver su presencia en el arte como una rareza o como una novedad.