El avistamiento de cóndores en Ecuador es una opción ideal para aprender sobre esta especie en peligro de extinción. Foto: Cortesía Michael Moens
Ecuador es el hogar de alrededor de 150 cóndores. Observar sus vuelos y sus movimientos en su hábitat natural aún es posible desde ciertas zonas del país. Aunque la población de estos animales continúa disminuyendo y está considerada ‘En Peligro’, todavía se puede apreciar su presencia en algunas áreas privadas y del Estado. También se los puede observar en centros de manejo, donde se llevan a cabo programas de conservación.
Fabricio Narváez, coordinador de Proyectos de la Fundación Cóndor Andino Ecuador, explica que los páramos, especialmente los orientales, del Distrito Metropolitano de Quito, son las áreas de mayor concentración de la especie. Existen varias opciones en esta zona para observar a estas aves, especialmente la Reserva Biológica Chakana de la Fundación Jocotoco, que es el sitio donde se puede observar al número más alto de cóndores en el país.
Chakana es el hogar de la pareja de cóndores más importantes del país
La reserva Chakana (antes conocida como Antisanilla) es una de las 16 reservas de Jocotoco, que fue creada en el año 2011 para salvar a uno de los dormideros y sitios de anidación más importantes del país. En este espacio, de cinco mil hectáreas de extensión, se pueden observar hasta 40 cóndores en un día.
Michael Moens, director de Conservación de la Fundación Jocotoco, explica que la reserva tiene dos peñones. En el peñón del Isco se encuentra una pareja de cóndores que ha tenido siete crías desde el 2013. Este comportamiento es único en la región, ya que normalmente los cóndores se reproducen cada dos o tres años. Las personas que visiten la reserva podrán observar el vuelo de esta pareja. También se puede ir al Mirador del Isco, que es una estructura de madera ubicada frente al peñón.
Reserva Biológica Chakana de la Fundación Jocotoco es el sitio donde se puede observar al número más alto de cóndores en el país. Foto: Cortesía de Michael Moens
El peñon del Cóndor es otro de los puntos en Chakana que es importante para la especie. Moens cuenta que este sitio está más alejado y es uno de los dormideros más importantes de la región. Hasta 30 aves pueden llegar cada noche a este lugar para descansar. Esto es el 20% de la población de cóndores del país. Incluso, se ha registrado la presencia de especímenes del sur de Colombia. Por eso, se lo conoce como “el aeropuerto internacional de los cóndores”.
Para visitar este lugar, ubicado a una hora y media de Quito, es necesario hacer una reservación. Se ofrecen recorridos personalizados con guías que conocen sobre la especie y se pueden realizar cabalgatas o caminatas para ver de cerca a estas aves. Moens recomienda llegar temprano para que sea más fácil observarlas. También se puede disfrutar de la presencia del oso de anteojos. Este sitio ha implementado todas las normas de bioseguridad. Los ingresos que se obtienen por el cobro de las entradas son destinados para programas de conservación.
Sincholagua y Muertepungo son otras opciones para observar al cóndor
Narváez dice que volcán Sincholagua es un espacio cerca de Quito donde se puede ver a estas aves. En la zona sur hay áreas de uso de cóndor andino y es un sitio atractivo para hacer caminatas y andinismo. El Pasochoa es otra opción donde hay un nido que es difícil de ver desde la ruta común, pero se pueden observar sobrevuelos.
El especialista dice que en el Rumiñahui también hay una fuerte presencia de estos animales, ya que está en el corredor entre Cotopaxi y Antisana, donde la especie encuentra su comida. Si se tiene suerte, se puede ver sobrevuelos y eventos de alimentación.
La zona de Muertepungo es otra de las recomendaciones de Narváez. Esta se destaca por sus paisajes, su laguna y se pueden hallar áreas de uso del ave. Aunque no hay certeza de verlos, es probable que estén volando por la zona.
El cóndor andino es una especie en peligro de extinción. En Ecuador, 150 aves intentan sobrevivir. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
Las áreas protegidas son otra opción para ver a los cóndores. La Reserva Ecológica Antisana es la más adecuada para observar a estos animales. Desde allí se puede ver el peñon del Isco. Augusto Granda, presidente de la Asociación de Guardaparques, dice que si las personas van muy temprano o si quedan hasta la tarde podrán apreciar como las aves regresan a los dormideros. El Parque Nacional Cotopaxi es otra alternativa.
Los centros de manejo también albergan cóndores
Zoológicos y centros de manejo de fauna tienen cóndores bajo programas de conservación. El proyecto Cóndor Huasi, de la Fundación Galo Plaza Lasso, es uno de los sitios que alberga a estos animales. Este se encuentra en la Hacienda Zuleta, en Imbabura.
Yann Potafeu, biólogo de la Fundación Galo Plaza Lasso en Zuleta, explica que se permite el ingreso únicamente bajo reserva previa. Durante el recorrido guiado, se pueden observar a los cóndores cautivos y conocer más sobre su historia. Se explica cómo llegaron al centro y los esfuerzos de conservación que se están llevando a cabo a escala nacional. Además, hay un centro educativo donde se habla del oso andino y otras especies que viven en Zuleta. La visita dura alrededor de una hora.
En Otavalo se encuentra el Parque Cóndor, donde también se puede ver de cerca a los cóndores, se dan charlas y hay shows de vuelos. El zoológico de Quito en Guayllabamba es el hábitat de cuatro individuos y el Bioparque Amaru, ubicado en Cuenca, también cuenta con programas de manejo y conservación del cóndor andino.
No molestar a las aves
Si visita estas zonas, es importante no perturbar a estos animales. No utilice drones en las áreas abiertas porque son espacios prioritarios para la conservación del cóndor y se pueden causar disturbios. Narváez dice que se debe evitar los sonidos fuertes o practicar 4×4, ya que esto destruye a los páramos.
No se acerque a los cóndores ni desplace su carroña. Si va a una reserva privada o del Estado, debe seguir las normas de cada lugar. Se recomienda llevar binoculares y acudir en las mañanas para observarlos antes de que salgan de sus dormideros a buscar comida.