La nueva sala cuenta la vida cotidiana de los quiteños durante el siglo XX. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El interior de un vagón de tren, en el que hay un busto de Eloy Alfaro y en el que se proyectarán imágenes del recorrido de un ferrocarril bajando por la Nariz del Diablo, en Alausí, es la entrada a un mundo que recorre las transformaciones de la vida cotidiana de Quito durante el siglo XX.
Este vagón, que también simboliza el inicio de nuevas migraciones hacia la ciudad y la conexión que hubo entre la Sierra y la Costa, es parte de la exposición permanente Siglo XX: Quito en la modernidad, que se inaugura hoy, 27 de julio del 2017, a las 19:00, en el Museo de la Ciudad.
Con la apertura de esta nueva sala permanente se extiende el viaje temporal de este museo, que empieza hace 10 mil años, con la aparición de los primeros habitantes de la región, pasa por el régimen colonial de los siglos XVI y XVII y termina con los procesos sociales y políticos que plantearon un nuevo orden social en los siglos XVIII y XIX.
Como parte del criterio curatorial de esta nueva sala, la vida cotidiana de Quito fue dividida temporalmente en tres etapas, que van desde comienzos del siglo XX hasta inicios de la década de los treinta; de finales de esta década a inicios de los años setenta; y desde finales de esos años hasta que termina el siglo XX.
Cada uno de estos momentos temporales está atravesado por cuatro ejes temáticos: el desarrollo de los sistemas de transporte, los hitos arquitectónicos, la historia social de la ciudad y la evolución de las comunicaciones.
Como parte del guion museográfico se han incluido dioramas (maquetas a escala), esculturas, fotografías, afiches, frases y un espacio para la proyección de un video mapping que mostrará la transformación de la ciudad durante estos 100 años. A diferencia de las otras salas donde todavía la luz eléctrica no tenía relevancia y por eso son poco iluminadas, esta sala es muy clara, pues ha puesto énfasis en este detalle.
Este recorrido, que contará con la guía de mediadores, está poblado por medios de comunicación que se convirtieron en parte de la vida diaria de los quiteños, como el telégrafo, la radio, la televisión; medios de transporte, como las carretas, el tranvía y el bus papero, o edificios como el Pasaje Royal, la primera edificación que contó con un sistema contra incendios en la ciudad, y todos los edificios que fueron diseñados por los arquitectos Lorenzo y Francesco Durini.
A estos referentes se suman espacios que ambientaban la vida privada de los quiteños durante los años 60 y 70, representaciones que seguro sacarán suspiros a los amantes de lo vintage y lo retro.
El recorrido por esta sala termina en un espacio que simula el interior de un trolebús. Un medio de transporte que apareció en la década de los 90. A unos metros, antes de la puerta de salida, está una imagen, en gran formato, del hongo gigante que cubrió a la ciudad y que fue producido por el proceso eruptivo del volcán Pichincha.
Las visitas a la nueva sala serán de martes a domingo, de 09:30 a 17:30. El último ingreso será a las 16:30. Se estima que el recorrido dure una hora.