Mujeres que desmontan prejuicios sin piedad en una pieza teatral

‘Mujeres sin piedad’ es una adaptación de la obra del escritor Reginald Rose

‘Mujeres sin piedad’ es una adaptación de la obra del escritor Reginald Rose

‘Mujeres sin piedad’ es una adaptación de la obra del escritor Reginald Rose. Foto: Cortesía Mujeres Sin Piedad

Un hombre es acusado del asesinato de su propio padre, uno de los delitos más graves que se puede presentar en una corte criminal. Al final del juicio, el juez instruye al jurado para que emita un veredicto.

En estos casos, la ley permite castigar el crimen con la pena de muerte y, a partir de entonces, la vida del imputado queda en manos de ocho mujeres que deben aprobar o negar la pena capital de forma unánime.

Esa es la premisa de la que parte ‘Mujeres sin piedad’, una pieza teatral interpretada por un grupo de actrices egresadas del Laboratorio Teatral de la Casa Malayerba, bajo la dirección de Gerson Guerra. La obra se presentará este fin de semana en la sala Mandrágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

“Cada persona juzga desde sus propias experiencias sociales, personales, políticas…”, dijo Guerra sobre la idea que despertó el interés del equipo, al encontrarse frente a ‘12 Angry Men’, un drama social escrito para la televisión por Reginald Rose, en 1954, y luego llevado al cine y al teatro.

El colectivo decidió trabajar sobre ese texto para crear y producir una adaptación interpretada por Andrea Brito, Esther Cevallos, Julia Lozada, Sara Noboa, Mara Gabriela Serrano, Ximena Torres, Belén Valencia y Verónica Villegas.

El director aseguró que es la primera vez que la obra se presenta con un elenco exclusivamente femenino, lo que refuerzan la presencia femenina en el teatro sin volverse un panfleto.

La dramaturgia y la puesta en escena fue un trabajo colectivo, en el que también se fue dando forma a los escenarios y personajes. Guerra explicó que se alinearon a los textos originales y la interpretación partió de improvisaciones actorales y espaciales, que se fueron puliendo con la dirección actoral de Charo Francés.

Sobre el escenario, los elementos escenográficos son mínimos y el vestuario tiende a unificarse en una paleta de grises, con la idea de proyectar los mayores contrastes a partir de la personalidad, psicología e intenciones de cada personaje.

Esas diferencias se evidenciarán en el transcurso de la deliberación, que se complica cuando una integrante del jurado vota en contra, convencida de una duda razonable.

La cualidad, dijo Guerra, es que la obra no solo se desarrolla desde la singularidad de los personajes, sino que además sus lecturas también dependerán de las condiciones, personalidad, valores y prejuicios del propio espectador.

La implementación de la pena de muerte, la reivindicación de los Derechos Humanos, el principio procesal de inocencia, la eficacia del sistema judicial, prejuicios de género o el diálogo y el consenso como ejercicio sociopolítico son algunas posibilidades de análisis alrededor de la obra que no ha perdido vigencia.

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