Jessenia Porras quien se coronó como La Ñusta 2019 sostiene su corona. Foto: Marcelino Rossi/ EL COMERCIO.
Jessenia Porras no está de acuerdo con que se valore a una mujer por su físico. La joven, de 19 años y estudiante de Turismo en la Escuela Politécnica de Chimborazo, participó en Ñusta Ecuador 2019 porque considera que es un concurso de liderazgo y de representación de los pueblos y nacionalidades indígenas.
La Ñusta 2019 (princesa o doncella en kichwa) es la segunda representante de la nación Puruhá que gana el certamen. En la primera edición, Jenny Guillín, del pueblo Colta de la nación Puruhá, se llevó la corona. Los siguientes años, las ganadoras fueron Karen Narváez, Quijos; Kety Sefla, Salsaca, y Solanch Utitiaj, Shuar.
El propósito del concurso y de las ganadoras es visibilizar la pluriculturalidad del Ecuador y emprender, a través de la representante, proyectos para rescatar y revalorizar la multiplicidad de culturas que conviven en el territorio ecuatoriano.
El enfoque de Porras será la cultura kichwa y el turismo comunitario. Pero primero destinará el primer mes de su gestión a reunirse con los organizadores del certamen y las otras dignidades. Se establecerán los procesos y los métodos con los que trabajarán.
“Quiero que el idioma kichwa ocupe los lugares de antaño, que vuelva a ser considerado el idioma más bello del mundo”, dice. Para eso tiene planificado crear vínculos con instituciones educativas para impartir clases para escribir, leer y, sobre todo, entender la cultura Kichwa a través de las palabras.
En cuanto al turismo, quiere llegar a las comunidades con gran riqueza territorial, artesanal y patrimonial para crear talleres con el fin de que la convivencia con las culturas originarias de los Andes se convierta en un atractivo tanto para los turistas nacionales como extranjeros.
Porras critica la falta de valor que se le da a la artesanía o agricultura, tanto de parte de los artesanos y productores como de los compradores. Por ello, uno de los talleres que quiere crear está centrado en la revalorización del quehacer y de la cosmovisión, para que los vendedores no acepten los precios mínimos del regateo sino los justos.
A Porras le gustaría empezar su trabajo en Cacha, Chimborazo, donde hay productos de mucha riqueza cultural como los ponchos con la chakana o cruz andina y la gastronomía.
Una vez que el trabajo con las comunidades esté establecido, Porras buscará llegar a las agencias de turismo para promover la oferta de turismo comunitario.