En el Centro Cultural Hatun Kotama, cerca de Otavalo, se conservan las tradiciones y la identidad indígena a través de la música y la danza. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
El Centro Cultural Hatun Kotama nació como un proyecto para recuperar la memoria ancestral de la comunidad de Kotama. Lo hace a través de la música, específicamente de la interpretación de la flauta traversa de carrizo, un instrumento tradicional.
A 10 minutos de Otavalo se encuentra escondida entre las montañas una comunidad de indígenas kichwas otavalos. Kotama es un poblado que vive de la artesanía y la música. La flauta, la armónica, el churo y el cacho son algunos de los instrumentos que suenan acompañados del zapateo de los músicos.
Juan José Maldonado Quinchuqui es parte de la agrupación junto con otras 14 personas. También tienen 10 estudiantes: ocho niños y dos niñas que pertenecen a Kotama y a otras comunidades aledañas.
Ellos se involucran desde los seis años. “A esta edad la motricidad de los dedos y el soplido se encuentra en la etapa adecuada para aprender”, explica. Durante los primeros años el proceso de aprendizaje suele ser complicado, pero con la práctica los jóvenes adquieren más destreza.
Las clases las imparte un grupo de maestros que a su vez aprendieron de sus ancestros. En el 2009 contaban con cinco profesores. Hoy en día hay más de 10 instructores para las diferentes materias que ofrece el Centro Cultural. De hecho, los nuevos docentes corresponden a la primera promoción que se formó en Hatun Kotama hace siete años.
Pero más allá de la enseñanza musical, el Centro Cultural tiene otras metas y objetivos. El principal, asegura Maldonado, es devolver a la vida la tradición que estaba en vías de extinción. “Esta sabiduría la conocían solo las personas mayores”, agrega.
La enseñanza de la flauta antiguamente correspondía únicamente a los hombres. Pero con el paso de los años la comunidad se ha modernizado y ha incluido a las mujeres en su agrupación. “Los docentes estamos preparados para enseñarles y que ellas también transmitan esos conocimientos a sus hijos”, agrega el maestro flautista.
Al sonido de los instrumentos le acompaña el zapateo tradicional. Los cantos en kichwa completan las piezas musicales que bailan dos danzantes en las ceremonias y rituales.
Hatun Kotama está trabajando para generar alianzas y convenios de cooperación que les permita posicionar a su comunidad como un destino turístico en la zona norte del país. Asimismo con el apoyo de otras organizaciones han logrado plasmar su trabajo en dos discos: Yaku Mama y Kashna Kotama.
Han presentado su música en escenarios del Ecuador y también participaron en un festival internacional en Washington, Estados Unidos.