La puesta en escena de ‘Dead Hamlet’, de Sennsa Teatro Laboratorio, recorre cuatro ciudades del Ecuador.
En ‘Dead Hamlet’, la obra para danza y teatro físico del grupo español Sennsa Teatro Laboratorio, los personajes que recorren la escena son los fantasmas y los miedos que atormentan la cabeza del Príncipe de Dinamarca. El texto clásico de William Shakespeare es un mero esqueleto en el que el director sevillano, J.M. Mudarra, introduce incluso sus propias frases con tal de volcar la tragedia a un lenguaje multidisciplinar que incluye interpretación, coreografía, canto y acrobacia.
“El cuerpo es el protagonista y a veces la palabra sobra”, dice P. G. Lerate, parte del elenco de nueve actores. “Hay algo urgente de lo cual hablar y por eso vamos al grano”, dice Pablo Leira. “El texto es como un pretexto para hablar de problemas actuales. Es como el bordado del traje; acompaña, pero no es lo principal”, apunta Sandra Pozo, otra de las actrices del elenco.
El grupo sevillano, que se presentó el pasado viernes 14 de septiembre de 2018 en el Festival Internacional de Teatro de Manta, actuará en cinco ciudades del país. ‘Dead Hamlet’ (Hamlet muerto) tenía previsto presentarse el fin de semana en el marco del Fiartes en Guayaquil –para hoy (17 de septiembre del 2018) estaba prevista una función especial en el Puerto Principal-. La obra llegará a Quito este miércoles 19 de septiembre y permanecerá hasta el 23 de septiembre en la cartelera del Teatro Patio de Comedias (18 de Septiembre entre 9 de Octubre y Amazonas). Loja y Cuenca hacen parte también del periplo.
Fernando Lahoz interpreta a Hamlet en una puesta enérgica, de estética depurada, en realidad es la cabeza de Hamlet de la que surge el resto de personajes. El montaje toma como referencia los valores filosóficos, éticos y artísticos de la obra de Shakespeare y los expresa metafóricamente en un lenguaje escénico físico y poético, dice. “La pieza busca contar el subtexto y reverso del clásico, lo que conecta más con las entrañas del ser humano”.
Thais N. Izquierdo, parte también del elenco, destaca las preocupaciones sociales en las obras del grupo, que señalan la corrupción, el abuso del poder o la lucha por la igualdad. En el entorno corrupto, lleno de traiciones y doble moral, que atormenta a un Hamlet consciente de su realidad la pregunta decisiva de ¿ser o no ser? deviene en otras: ¿Vivir o morir? ¿Rendirse o luchar? ¿Ser valiente o cómplice?
La compañía visitó el año pasado Cuenca, donde presentó ‘Dead Hamlet’. Ahora vuelve a la capital azuaya pero con la obra ‘Mujeres eternas’, que presentará el 30 de septiembre en el teatro Pumapungo como parte del Festival Internacional de Artes Escénicas Escenarios del Mundo de Cuenca, una puesta que conjuga también energía y violencia.
La pieza encuentra en la tradición teatral y en el ejemplo de la opresión hacia las mujeres un motivo de rebelión para la historia. Al mismo tiempo, resalta la capacidad de empoderamiento, de lucha y de resistencia de la mujer en diferentes ámbitos.
“Mujeres eternas toma textos clásicos de la historia del teatro, de la tragedia griega incluso, donde es la mujer la que toma la palabra y se mezcla con la historia de una joven y con testimonios reales de mujeres que han sufrido diferentes tipos de violencia, desde ablación genital, violación, hasta violencia domestica o matrimonio forzado”, explicó Pablo Leira, actor de la agrupación.
Sobre las razones para revisitar a los clásicos de la tragedia o de la literatura, una tendencia en la muestra iberoamericana que se presenta en los festivales de Manta, Guayaquil y Cuenca, Leira es tajante: “El mundo está en crisis, se acude a los clásicos por una explicación. Los clásicos han sobrevivido a 3 000 años de historia, en el caso de la tragedia griega, son un decantado de la experiencia humana. Han sobrevivido al filtro del tiempo, porque tratan verdades universales que todavía nos remueven”.