Pygocentrus nattereri o piraña. El estudio en la laguna de Limoncocha se inició en 2012. Fotos: cortesía
Una nueva lista reúne a 33 especies que viven en la laguna de Limoncocha, en la región Amazónica del Ecuador. Aunque los estudios en el país no se han enfocado en los peces de agua dulce, las investigaciones recientes se están centrando en cambiar esta realidad para su conservación.
Jonathan Valdiviezo-Rivera, ictiólogo (especialista en peces) e investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), es el autor principal de este trabajo que se publicó en enero de este año en el diario especializado Check list.
Valdiviezo-Rivera cuenta que, junto con otros investigadores, desde el 2012 empezaron con los estudios en la laguna, después publicaron la ‘Guía de Peces de Limoncocha’. Con esta información y la que continuaron obteniendo durante estos años, lograron la primera publicación científica de peces de esta zona.
Uno de los hallazgos que más sorprendió a los investigadores fue la presencia de los peces Anchoviella alleni, que antes no habían sido registrados para esta laguna y solo se los había observado en los ríos principales como el Napo.
Este pez es conocido como sardina y su tamaño no sobrepasa los ocho centímetros. Hay otros reportes de peces que también llamaron la atención de los investigadores como el ‘raspabalsas’ o ‘limpiavidrios’, que son aquellos que nadan al lado de las canoas.
Según Valdiviezo-Rivera, se conoce que en Limoncocha habitan alrededor de 81 especies, pero solo se lograron contabilizar 33 durante esta investigación. Las que no se pudieron observar en esta ocasión, se tiene una idea de que viven allí por los registros de estudios de impacto ambiental o por las experiencias de las personas que visitan el lugar.
Los Characiformes son la especie que predomina en esta zona. Estos animales tienen escamas y presentan la ‘típica’ forma de un pez de acuario. A este grupo le siguen los Siluriformes y los Perciformes, que son peces conocidos como ‘viejas’ por los pobladores.
La diferencia entre los Perciformes y otros peces es que estos tienen una boca que se separa de la zona de la cabeza, mediante una membrana. También tiene filamentos conocidos como radios.
Carolina Carrillo, investigadora asociada al Inabio y de la Universidad Indoamericana, considera que este estudio es un aporte para la conservación de la biodiversidad del país, ya que se centra en un área protegida.
Carrillo es otra de las autoras de esta investigación. Uno de sus propósitos es crear un inventario de los peces de agua dulce para analizar cómo se puede tener un equilibrio entre la conservación y las necesidades de sustento de la población local.
Según un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las áreas protegidas por lo general están diseñadas para proteger a la fauna “visible” como aves, mamíferos y reptiles, pero no se enfocan en los ecosistemas acuáticos.
En la región, dice este informe, las áreas de conservación no tienen un enfoque específico en ambientes acuáticos y los ríos que pasan por estas zonas son vulnerables a la influencia humana al exterior de estos sitios.
Aún hay mucho por hacer por los peces de agua dulce, dice Valdiviezo-Rivera. Se necesita conocer más sobre la mortalidad, natalidad y las tasas de reproducción de estos animales para poder colocar vedas, como las que se aplican con los peces marinos, para evitar que sus poblaciones continúen decreciendo.
Estas especies actualmente enfrentan amenazas derivadas de la actividad extractiva en la Región Amazónica, del cambio climático y de la acción humana. Aunque es un área protegida, la pesca indiscriminada de estos peces es alta, cuenta Valdiviezo-Rivera, por lo que es importante continuar con las investigaciones sobre la biodiversidad de esta zona.
En el mundo, los peces de agua dulce son los más vulnerables en comparación con las especies de ecosistemas de agua sal. Según un estudio de la Universidad de Wisconsin publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, el 90% de las capturas mundiales de peces de agua dulce se obtienen de sitios con niveles de estrés ambiental que superan la media global.