Después del éxito que tuvieron las dos ediciones de los pop-ups del restaurante Ikaro en Quito, Carolina Sánchez e Iñaki Murúa finalmente abren una propuesta permanente de su cocina en la capital. Una de las aperturas gastronómicas más esperadas del año.
La inauguración de Kriollo, como han bautizado a su segundo restaurante, está prevista para este martes 23 de marzo. A lo largo de las últimas semanas, han ido desvelando de a poco los detalles de su nuevo proyecto.
Kriollo por Ikaro se levanta físicamente en el norte de Quito (en la calle Manuel Guzmán y Eloy Alfaro) y conceptualmente se cimienta —como lo han compartido sus creadores— en la sazón de siempre, en esas recetas de casa y que preparan las abuelas.
La idea detrás de Kriollo, explica Sánchez en el video de presentación del restaurante, es exaltar estas recetas tradicionales ecuatorianas, “esos sabores que conocemos de nuestras abuelas, de nuestras madres, pero elevadas a un alto nivel”.
En su “segunda casa”, Sánchez y Murúa quieren demostrar, en palabras del chef español, que “para hacer vanguardia y alta cocina siempre debemos tener esa base tradicional. Poner en valor esas cocinas de las casas que tan buenos recuerdos nos traen e intentar elevarlas para hacerlas competir con otras gastronomías a nivel mundial. Consideramos que esa comida tiene mucho que decir, mucho que hablar”. Y la cocinera cuencana añade: “Es por ello que Kriollo es alta cocina de casa”.
Un nuevo reto
En estos días, la chef —única ecuatoriana con una estrella Michelin, otorgado a Ikaro en Logroño, España— ha compartido algunos detalles del espacio y los preparativos para dejar a punto al restaurante. Este se construyó en una casa antigua con un jardín, en donde se ha acoplado un huerto urbano y un invernadero, que les permite tener a la mano algunos ingredientes frescos, como verduras y hierbas.
La primera vez que los quiteños pudieron probar parte las preparaciones que se realizaban en Ikaro fue en enero de 2022. Durante un mes los chefs trasladaron a parte de su plantilla desde Logroño para ofrecer una muestra de las delicias que les valieron hacerse con esa estrella Michelin. El pop-up tuvo tan buena acogida que repitieron este año y se extendieron por un mes más.
A diferencia de los pop-ups que replicaron el estilo fusión (de la gastronomía ecuatoriana con la vasca y la riojana) que hace destacar a Ikaro, Kriollo asume un concepto propio. A la vez que asume el reto de convertir a Quito y a Ecuador en un destino gastronómico demandado.
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