La exposición reúne varios trabajos del autor. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Los paisajes de Quito son uno de los motivos recurrentes en la obra de Édgar Carrasco Mora, que se exhibe desde la semana pasada en la Sala Miguel de Santiago de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE).
Estos paisajes -dice el autor- dan cuenta del afecto que siente por Quito desde que salió de Pelilelo, su ciudad natal. Por esta razón, en los años ochenta comenzó a plasmar los amaneceres, atardeceres y mediodías de una ciudad que ha mutado de forma veloz con el paso del tiempo.
“Quito es una ciudad digna de plasmarse en un lienzo en sus diferentes paisajes. Cada uno de los cuadros está acompañado de los estados de ánimo por los que transité en ese momento, uno de los más recurrentes es el de la euforia, por eso los colores amarillos y naranjas”, señala.
Otro de los motivos que aparecen en la obra de Carrasco, un pintor autodidacta en proceso de formación, son las figuras de El Quijote de la Mancha y Sancho Panza. Estos personajes han aparecido -sostiene- porque están emparentados con su manera de ser y su manera de pensar.
Para Carrasco, médico cirujano de profesión, El Quijote sigue siendo un personaje que representa los ideales de muchas personas, esos “ideales que queremos conquistar pero que probablemente no alcancemos. Por contraste, Sancho representa la mediocridad, la apatía y la simpleza del mundo”, dice.
Una de las particularidades en las obras en las que aparecen estas figuras, que nacieron de la imaginación del escritor español Miguel de Cervantes, es que siempre están en camino hacia una luz que a primera vista resulta inalcanzable. “La idea ahí es mostrar que muchas veces la insatisfacción que sentimos respecto de determinado tema es lo que nos mueve para ir hacia adelante”, dice.
En la obra de Carrasco se vislumbra la influencia de ciertos artistas, sobre todo del holandés Vincent van Gogh y de los pintores impresionistas franceses de inicios del siglo XX. A pesar de que el autor confiesa que es capaz de enternecerse con pintores clásicos como Miguel Ángel y Rafael, le apasiona el trabajo de los artistas que no intentan plasmar la realidad tal como es.
Para jugar con esa realidad, Carrasco se ha apropiado de una paleta de colores intensos donde las gamas de rojos y azules son los protagonistas, colores que tienen la influencia del maestro Joaquín Endara.
Después de esta exposición, que estará abierta hasta el 19 de septiembre de 2018, se ha propuesto evolucionar en su pintura. Dejar los paisajes y los motivos decorativos y saltar al mundo de la pintura con mensaje social.
La muestra de puede visitar de lunes a sábado de 09:00 a 16:30. La entrada es gratuita.