Es el verano de 1999. En los muelles 30 y 32 de San Francisco, California, se celebra la V edición de los X Games. Allí está la crema y nata de los deportes extremos: Travis Pastrana, Dave Mirra y Dennis Derammelaere.
También está Tony Hawk, el referente mundial del skateboard vertical.
Hawk lleva 11 intentos fallidos en el 900: un giro aéreo en el que el skater hace dos vueltas y media en el aire alrededor de su eje antes de caer en picada. Miles de personas lo están viendo en vivo y millones en la televisión.
Cada vez que cae de su patineta se reprocha, toma aire, vuelve a subir a la rampa, respira y se lanza.
En el duodécimo intento ocurre lo improbable: Hawk gira en el aire pegado a su tabla y desciende a gran velocidad sin caer de ella. Enseguida se da cuenta de la hazaña que acaba de lograr y solo atina a levantar los brazos, soltar una sonrisa y dejarse llevar por una masa de personas que lo abraza, besa y grita su nombre.
La escena es parte del documental ‘Tony Hawk: Hasta que las ruedas aguanten’, una producción dirigida por Sam Jones, que se estrenó la semana pasada en HBO. La película esboza un retrato de Hawk (San Diego, 1968), desde los años de infancia marcados por su hiperactividad; hasta la actualidad, tiempo que ha decidido usar para ejercer su paternidad.
Regalos que cambian una vida
Una cámara fotográfica, un libro, una libreta de dibujo, una pelota de fútbol… En el caso de Tony Hawk el obsequio que cambió su vida para siempre fue la patineta que su hermano Steve le regaló en 1977; tabla de skate que ahora es parte de la colección del Museo Nacional de Historia de Estados Unidos.
Tony descubrió que para él era fácil hacer trucos y que se sentía cómodo subido en una patineta, a pesar de los golpes que iban acumulándose por todo su cuerpo. Comenzó a competir a los 12 años de forma amateur y se convirtió en profesional a los 14. Fue integrante del Bones Brigade, mítico equipo dirigido por Stacy Peralta.
En ese equipo había otras figuras del skateboard, como Steve Caballero, Rodney Mullen, Lance Mountain o Bucky Lasek; patinadores que aparecen en el documental hablando de cómo era este deporte en los años 80 y 90 del siglo pasado y cómo Hawk, en poco tiempo, superó a todos.
Tony participó en más de 100 competencias antes de cumplir 25 años. Se retiró en 1999. Ese año creó la franquicia Tony Hawk’s Pro Skater, uno de los videojuegos más populares de la historia. En la actualidad sigue patinando, pero solo lo hace en exhibiciones y demostraciones.
Skate, un deporte cíclico
Stacy Peralta mira directo a la cámara y lanza una frase que Hawk y el resto de patinadores vivieron en primera persona: “desde que apareció, este deporte ha sido cíclico”.
El skate es un deporte que está intrínsecamente ligado a las calles y a la cultura urbana. No hay fechas exactas ni nombres destacados, pero todo apunta a que en algún momento de los años cincuenta los surfers de la zona de California decidieron acoplar cuatro ruedas de patines a una tabla de madera para ‘surfear’ en el asfalto durante los días sin olas.
Todo era muy rudimentario; se utilizaban ruedas metálicas que únicamente servían para que los patinadores se deslizaran cuesta abajo por las calles, emulando los movimientos del surf.
El primer ‘boom’ llegó en 1973, cuando Frank Nasworthy inventó las ruedas de uretano y fundó Cadilla Wheels. Este invento hizo que más personas se interesaran por la patineta y la volvieran parte de su vida.
Aquella primera ola de popularidad de este deporte se extendió hasta finales de los años 80. Como cuentan los protagonistas del documental, a inicios de los 90 todo fue cuesta abajo. Pistas como la mítica Del Mar, en California desaparecieron y con ellas las competencias oficiales.
Hawk y sus amigos dejaron de ser esos rockstar que viajaban por todo el mundo y tuvieron que conseguir otros trabajos para mantener a su familia.
Los X Games y su familia
La segunda ola llegó con los X Games. Hawk ya era una leyenda del deporte, sin embargo, seguía compitiendo y retándose a sí mismo. Regresó a la vida de superestrella y con ella a los excesos y a los problemas familiares.
Su hijo mayor, que vivió sus ausencias en la infancia, es otra de las personas que aparece en el documental. Lo que más le alegra -dice- es que la vida le haya dado a su padre la oportunidad de hacer lo que no hizo por él con su hermana menor.
Hawk está en una pista privada; tiene más de 50 años. Llegó hasta allí para hacer un 900. Mientras los intentos fallidos se repiten una y otra vez, él cuenta que en la patineta encontró cierta disciplina y que recién en su vida adulta logró que esa cualidad esté presente en todo.
Después de innumerables intentos otra vez ocurre lo improbable. Esta vez no hay aplausos ni vítores, solo un hombre al que todos llaman con cariño ‘The Birdman’.